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La nueva política de EEUU en el mundo Viaje de Bush al sur |
El presidente George W. Bush, acompañado de su esposa Laura, viajará a cinco países de América Latina del 8 al 14 de marzo de 2007, en lo que constituye el viaje más importante y extenso a la región en sus seis años de mandato.
Los países de América Latina que visitará el presidente norteamericano son Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México.
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Todo indica que el viaje de Bush es la expresión en la región de una nueva política de los Estados Unidos en el mundo, cuyo origen y punto de partida es la aplastante derrota electoral experimentada por el mandatario estadounidense en las elecciones de medio término del 6 de noviembre; en ellas, el tema en disputa, de carácter prácticamente excluyente y alcance nacional, fue la política de Bush en Irak.
En esas elecciones, la opinión pública de los Estados Unidos rechazó de manera inequívoca la política y la estrategia del mandatario en el conflicto iraquí y, por extensión, la llevada a cabo en el mundo, sobre todo en Medio Oriente, a partir del 11 de setiembre del 2001.
El rasgo fundamental de la política inaugurada el 11/9, tras lo ataques terroristas concertados que provocaron más de 3000 muertos en la población civil de Nueva York y Washington, consistió en la revisión del “statu-quo” mundial, en primer lugar en Oriente Medio.
La razón de esta política era la conclusión que los Estados Unidos extrajeron de los acontecimientos del 11/9, en el sentido de que, en adelante, no podían garantizar su seguridad interior más que a través de la reestructuración del sistema mundial de acuerdo a sus valores e intereses.
Por eso, el núcleo de la política estadounidense en el mundo, tras el 11/9, fue el cambio de los regímenes de los países que enfrentaba como adversarios estratégicos: en Medio Oriente, Afganistán e Irak; el denominado “regimen change”.
Como tal, no era una política de restablecimiento y defensa del orden de carácter conservador, sino, todo lo contrario, de cambio del orden existente y modificación del “statu-quo”, de tipo revolucionario.
Por eso, en un sentido estricto, la política “revolucionaria” de Bush post 11/9, era creadora de desorden, no de orden.
“Bush puso en movimiento una revolución en la política exterior norteamericana. No fue tanto una revolución en los objetivos de Estados Unidos en el mundo, sino en la forma de lograrlos. En sus primeros 30 meses en la Casa Blanca, descartó mucho de los principios claves que gobernaron la forma en que los Estados Unidos actuaron tradicionalmente en el exterior. Se fundó en el ejercicio unilateral del poder estadounidense; impulsó la doctrina proactiva de prevención y dejó de lado las estrategias reactivas de disuasión y contención. Prefirió el cambio del régimen de los adversarios (“regime change”). Al reescribir las reglas del compromiso estadounidense en el mundo, Bush deja una marca indeleble en la política exterior y doméstica.” (America Unbound: The Bush Revolution in Foreign Policy, Ivo H. Daalder and James M. Lindsay, Brookings Institution Press 2003).
Por su naturaleza “revolucionaria”, esa política colocaba en primer plano la acción militar antes que la diplomática, mientras otorgaba predominio, guiada por su lógica interna, a la iniciativa unilateral de los Estados Unidos, fuera del marco multilateral característico de las políticas de defensa del “statu-quo”.
El punto de inflexión de esa política de reestructuración del sistema de poder mundial, lanzada como respuesta al 11/9, no ha sido consecuencia de la derrota de Estados Unidos en el terreno militar iraquí, sino resultado del abrumador rechazo de la opinión pública norteamericana, que tuvo lugar en las elecciones legislativas y estaduales del 6 de noviembre.
Las dos manifestaciones principales de la nueva política mundial de Estados Unidos post 6/11 son, en primer lugar, el acuerdo logrado con Corea del Norte para desnuclearizar el país, en el que China cumplió un papel central, en un marco diplomático y multilateral, que implica el reconocimiento del régimen norcoreano; en segundo lugar, es la participación de Washington en la conferencia regional de seguridad convocada por el gobierno de Irak, que tendrá lugar en Bagdad el 10 de marzo, con asistencia de Siria e Irán.
En este cuadro de reformulación de la política norteamericana en el mundo es que tiene lugar el viaje del presidente Bush del 8 a 14 de marzo a 5 países de América Latina.
Estados Unidos se replegó de América del Sur luego del 11/9, tras establecer nuevas prioridades estratégicas globales, con eje en Medio Oriente (Afganistán, Irak e Irán). El resultado es que América del Sur se transformó en región de carácter no hegemónico; como consecuencia, en ella no surgieron nuevos adversarios estratégicos de EEUU, sino una situación generalizada de desorden e ingobernabilidad.
Bush viene a América del Sur a reestablecer la presencia norteamericana en un marco multilateral, de fortalecimiento y defensa del “statu-quo” y el orden, con eje en el acuerdo con los principales países de la región, en primer lugar Brasil.
Publicado en el diario PERFIL el 6 de marzo de 2007 |
Jorge Castro , 06/03/2007 |
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