Lo decisivo de la política brasileña se resolvió en la primera vuelta

 


El Brasil pos-Lula. El mandatario que se consagre hoy no contará con mayoría propia en el Congreso. Se trata de un presidencialismo -de coalición-.
Brasil elige en la segunda vuelta de hoy al sucesor del presidente Lula. Mientras esto sucede, las expectativas sobre la economía brasileña son cada vez mayores. El PBI asciende a U$S 2,1 trillones, medido en capacidad de compra doméstica; es mayor que el de India . Si mantiene la tasa de crecimiento de 2010 (7,5%), sería una de las cinco mayores economías del mundo en 15 años.

La inversión extranjera directa (IED) supera este año U$S 50.000 millones, sólo por debajo de China en el mundo emergente y la quinta en orden de importancia en el plano mundial.

Brasil ya es uno de los grandes centros de formación de capital del sistema capitalista globalizado. En tanto, más de un 30% de sus empresas se han convertido en transnacionales, con inversiones en el exterior que acumulan un stock de capital superior a los U$S 150.000 millones. La participación en el sistema transnacional de producción es sólo inferior a la de China, en el mundo emergente.

En estas condiciones, no obstante la alta probabilidad de un triunfo de Dilma Rousseff, lo fundamental del sistema político brasileño se resolvió en la primera vuelta (03-10-10), con el triunfo de la oposición en los dos principales Estados: San Pablo (Geraldo Alckmin / PSDB) y Minas Gerais (Antonio Anastasia / PSDB). José Serra, candidato de la oposición y ex gobernador de San Pablo, obtuvo 32,1% en la primera vuelta, pero logró 41% de los votos en su Estado; y el PSDB triunfó en todo el “cinturón verde” en que se despliega el boom del agrobusiness brasileño (Paraná, Mato Grosso do Sul, Mato Grosso y Rondonia).

El sistema político brasileño es la superposición de una República Presidencialista de inspiración plebiscitaria y de una República Parlamentaria , en la que los Estados, no los frágiles y volátiles partidos políticos de naturaleza esencialmente estadual, son las unidades de representación.

Brasil es una confederación que ha devenido en unión federal sin perder su descentralización originaria. El sistema portugués de dominación era constitutivamente débil, debido al escaso peso demográfico y económico de la metrópoli. Por eso los Estados tenían un vínculo directo con Lisboa, sin mediación de Río de Janeiro; y la monarquía (1808-1889) mantuvo esta estructura, sumándole una República Parlamentaria en la que convergían las oligarquías estaduales. El federalismo brasileño tiene una naturaleza cualitativamente superior al resto de los sistemas federales de América latina.

Si las encuestas se confirman, Dilma Rousseff, candidata oficialista, tendría 54%/57% de los votos válidos.

Pero el PT (Partido de los Trabajadores), del presidente Lula, tiene menos de 1/4 parte de los diputados y senadores. En la Cámara de Diputados (513 bancas), el PT tenía 79 escaños y ahora logró 88; y el PSDB redujo sus originarios 59 y se limitó a 53. El resto son aliados de uno u otro, pero que, cuando asuma en el Planalto el nuevo mandatario el 1° de enero, se volcarán al poder en ejercicio, en una demostración del carácter “fisiológico” de las estructuras partidarias brasileñas.

De ahí que el presidencialismo brasileño tenga un carácter necesariamente de coalición : el Presidente nunca tiene una mayoría semejante a su votación en el Congreso Nacional; y la composición legislativa es esencial, con distribución de cargos, ministerios o “mensalao” para los partidos menores , a cambio de su apoyo para las votaciones en la cámara federal.

En los próximos años, Brasil estará en el corazón de los cambios mundiales: boom de commodities / China e hiperliquidez del sistema financiero internacional. Además, su sistema político -República Presidencialista + Estados, mediados por la República Parlamentaria- converge en un mismo sentido y orientación.
Jorge Castro , 17/11/2010

 

 

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