|
El puerto de Rosario y su importancia en el marco del MerCoSur |
Conferencia del entonces Secretario de Planeamiento Estratégico Dr. Jorge Castro en la Fundación Libertad de la ciudad de Rosario, el 22 de febrero de 1998 |
Lo que está en juego en Rosario, con la privatización/concesionamiento del puerto es algo que va mas allá de la ciudad y la región, es una cuestión de interés nacional. Con el puerto, Rosario se acerca a ser lo que fue, lo que estaba destinado a ser y lo que no pudo ser. Rosario con el puerto se transforma en lo que históricamente fue la razón de su surgimiento como el segundo centro urbano de la Argentina, que creció todavía con un ritmo superior a la ciudad de Buenos Aires: ser la cabecera, en términos de exportaciones, de la Pampa Húmeda argentina, que a su vez fue el corazón de la revolución de las pampas, que transformó a un país que en 1870 importaba el trigo de Chile y en 1903 era el segundo exportador mundial de trigo.
Y esto ocurrió a través de la provincia de Santa Fe, del puerto de Rosario, de la ciudad de Rosario. Lo que está en juego ahora es precisamente la convergencia de tres tendencias. Por un lado lo decisivo, esto es, el dragado del Río Paraná hasta 32 pies transforma a Rosario y a su zona de influencia, el gran Rosario, en un puerto de mar, que permite el acceso de buques tipo PANAMAX de hasta 60.000 toneladas.
En segundo lugar, lo que está en juego es la privatización-concesionamiento del puerto de Rosario, lo que significa referirme no a una posibilidad genérica, de orden abstracto, sino a tomar en cuenta lo que ya ha ocurrido en la Argentina en materia de puertos. En el puerto de Buenos Aires, antes de la privatización de los 6 puertos, lo que sucedía era que el costo de carga por tonelada estaba en el orden de los 8 dólares; en este momento está en el orden de los 2 dólares; ha habido una rebaja fenomenal del costo de las cargas y un aumento de la productividad extraordinario, que coloca a los puertos argentinos a la vanguardia de todos los procesos de reconversión de los puertos de la zona de América del Sur. Tengan en cuenta que los puertos brasileños están todavía en el orden de los 8 dólares por tonelada de carga, y los puertos chilenos, el país que primero comenzó con el proceso de reconversión de la región, todavía no han alcanzado ni aproximadamente el nivel que ha alcanzado el puerto de Buenos Aires y los otros principales puertos argentinos.
Lo que sucede en Rosario es que va a iniciar, con el método de aprendizaje, teniendo a su favor la posibilidad de aprender sobre la experiencia que ya se ha hecho en el puerto de Buenos Aires, el mismo camino del aumento de la productividad, de la baja de costos y, por lo tanto, el favorecer cada vez más la multiplicación de la capacidad exportadora de la zona más rica de la Argentina, aquella que le otorga su ventaja comparativa fundamental que es la de ser una de las cinco zonas más fértiles de la producción agropecuaria del mundo.
Se suma a esto una tercera tendencia, un tercer hecho que es la creación , la construcción a partir del mes de octubre de 1998, del puente Victoria-Rosario, la principal obra de infraestructura del MerCoSur, que crea una obra que va a permitir vincular el corazón productivo industrial del MerCoSur, San Pablo, con el puerto de mar colocado sobre el Pacífico, Valparaiso, en Chile. En el medio, en el corazón estratégico de esta vinculación de infraestructura, está Rosario, sur de Santa Fe, la provincia de Santa Fe.
Estos tres elementos convergen, en el momento en que en el sector agrario de la Argentina ha dejado atrás la posibilidad de caracterizarlo como un boom. Lo que hay en la Argentina no es un boom agrícola, lo que hay en la Argentina es que, a través del sistema de instituciones económicas creadas en el país a partir del colapso hiperinflacionario de los años 89 y 90 y como respuesta a ese colapso, y al mismo tiempo como resultado de la extraordinaria capacidad de atracción de inversiones extranjeras que el país ha demostrado en estos años y que demuestra, en medio de la crisis financiera internacional, lo que está ocurriendo es que la Argentina transforma en ventajas competitivas sus ventajas comparativas extraordinarias en materia de recursos naturales, sobre todo en su condición de productora de alimentos.
Lo que está en marcha en la Argentina es lo siguiente. Hoy, después que recién ha comenzado, estamos en el quinto año del proceso de reconversión del sector agrario argentino, lo que la Argentina ya es, es lo siguiente: está entre los 8 productores mundiales de alimentos y es el quinto exportador mundial de alimentos. Si se toma en cuenta el stock de capital por unidad de producto de los cuatro primeros exportadores mundiales de alimentos y se lo compara con el stock de capital por unidad de producto que tiene la Argentina, la diferencia es abismal, en el sentido de que la Argentina recién comienza a invertir, recién comienza a utilizar tecnología disponible y conocida en todas partes del mundo, pero que el país dejó de utilizar en las décadas del 5O y del 60, porque la revolución verde pasó de largo en la Argentina, porque era imposible de ser asumida dado la estructura de costos y la forma en que era castigado financieramente e impositivamente el agro en la Argentina. Esta situación se revierte y lo que sucede en estos cuatro años es que la Argentina absorbe la revolución verde, la utilización de fertilizantes, la siembra directa, tecnología conocida y disponible, y al mismo tiempo comienza a participar de una segunda revolución tecnológica que es la revolución de la biotecnología. En otros términos, la Argentina recupera el terreno perdido en materia de revolución de los alimentos y comienza a incorporarle tecnología de vanguardia, del sector de avanzada del conocimiento tecnológico, que es la biotecnología.
Este fenómeno que transforma a la Argentina en protagonista del juego mundial en el negocio de los alimentos encuentra su expresión más acabada con fuerza exportadora a través de ese puerto que emerge en la ciudad de Rosario, a través de la privatización de su puerto, de su concesionamiento. Hay que tomar en cuenta los siguientes elementos: atrás de este hecho de que la Argentina esté en los 61 o 62 millones de toneladas de cosecha en 1998, lo que hay es algunos datos que nos permiten pensar cual es su significado estratégico. En este momento, ya el cuarto comprador de la Argentina es la República Popular China, y el elemento que aumentó en menos de cuatro años el papel que antes era inexistente de la República Popular China y lo ha convertido en el cuarto comprador comercial de la Argentina es que en el sudeste asiático hay un boom de demanda de alimentos, hay una revolución de demanda de alimentos y la Argentina empieza a satisfacerla, especialmente a través de su fuerza competitiva central en el negocio de los alimentos que es la industria de la Soja y la industria aceitera. Piensen Uds. lo siguiente: total de las exportaciones argentinas en 1997: 24.000 millones de dólares; aproximadamente 4.500 a 5.000 millones de toneladas de esas exportaciones, el 25% proviene de la industria aceitera, que es la que está desarrollando la industrialización proveniente de la soja y del Girasol. El 75, el 80% de las exportaciones de la industria aceitera argentina pasan y se despliegan a través de la ciudad de Rosario y está ubicada en la zona de Rosario, sur de Rosario, sur de Santa Fe. El corazón de la industria aceitera argentina que a su vez, en términos tecnológicos no tiene ningún punto de comparación, salvo a la vanguardia de la industria aceitera mundial que es la norteamericana.
Vean Uds. más de cerca las características de la industria aceitera argentina, cuyo corazón se encuentra en la zona del Gran Rosario, sur de Santa Fe. Está formada por empresas de alta tecnología, de gran nivel de concentración, esto es, competitivas en términos internacionales, que tienen un nivel de procesamiento de la producción equiparables en términos de productividad al norteamericano y, además - y esto es un dato que indica cual es la ubicación de la Argentina en la economía mundial - tienen una estructura de costos que es 60% inferior a la norteamericana y mas de un 30% inferior a la estructura de la industria del aceite brasileña. La razón por la cual la industria aceitera argentina tiene una diferencia a favor del 60% con respecto a la de los Estados Unidos y del 30% con respecto a la brasileña es que la producción primaria de la Argentina en materia de girasol y en materia de soja tiene calidad y precio que son únicos en el mundo en términos competitivos.
En otros términos, lo que está ocurriendo en la Argentina en la industria aceitera, que a su vez se ha transformado en el 25% del total de las exportaciones del país, es que el país está logrando transformar su extraordinaria ventaja comparativa en materia de recursos naturales provenientes de este instrumento único de creación de riqueza que es la Pampa Húmeda, en ventajas competitivas que se transforman en parte de la estructura industrial. En la economía moderna de capitalización avanzada de la etapa de la globalización, los dos conceptos fundamentales son el de región y el de red, y la vinculación que tienen las redes que componen la economía mundial es que tienen un altísimo nivel de productividad, lo que significa que el primer eslabón de la cadena de producción de esa red tiene tanta importancia como el último. En otros términos, en una economía globalizada, abierta, hay una vuelta a colocar el énfasis en la importancia de disponer recursos naturales y es esto lo que le otorga a la economía global de nuestra época una importancia primordial, al disponer de ventajas comparativas en materia de recursos naturales, sobre todo en la producción primaria y en la producción de alimentos.
En el mundo entero, lo que hay es un redescubrimiento de la importancia competitiva en términos de primer eslabón en una cadena de altísimo nivel de productividad orientada a participar activamente en la economía mundial, de ese primer eslabón que consiste en la producción de recursos naturales de gran calidad y de bajo costo. Y ese primer eslabón de una industria altamente competitiva en términos de la economía mundial que tiende a satisfacer una demanda creciente, surge precisamente en el Sudeste Asiático y alcanza también a Brasil, este eslabón es la producción primaria del agro argentino en materia de soja y de girasol.
Lo que está en marcha en la Argentina y que tiene su epicentro en la ciudad de Rosario tiende a mostrar cada vez más la pura armonía que surge de esta nueva inserción de la Argentina en la economía mundial. Hay una revalorización de los recursos naturales, de la producción primaria agrícola, hay una inserción de esa producción primaria agrícola en una estructura industrial de alta tecnología, formada por empresas competitivas a escala internacional, que se orienta cada vez mas a exportar. El 75% del total de la producción aceitera argentina se exporta, un porcentaje que crece cada año y esta producción aceitera se orienta cada vez mas a satisfacer esta demanda del Sudeste Asiático.
¿Cuál es esta demanda del Sudeste Asiático? Atrás de este boom de demanda de alimentos que hay en el mundo, de esta gigantesca transferencia de recursos que hay entre los países demandantes de alimentos y los países productores de alimentos, en el medio de ella hay una roca firme que permite entender cuál es la profundidad de la tendencia y por lo tanto establecer previsiones para satisfacerla. Piensen Uds. lo siguiente: la República Popular China tiene 1.250 millones de habitantes, crece hace 17 años a una tasa anual acumulativa del 10%. Ha logrado duplicar el ingreso real per capita de su población de 1.250 millones de habitantes en los últimos 10 años. Ha hecho lo mismo que Gran Bretaña durante la revolución industrial, cuando también logró duplicar el ingreso per capita de su población, sólo que ésta tardó 60 años en hacerlo, desde 1780 a 1840. China, con 1.250 millones de habitantes, logró lo mismo que Gran Bretaña pero en 10 años.
Como los países del Sudeste Asiático, en especial China, son países que provienen de un punto de partida de extrema pobreza, en la medida del crecimiento económico y de las mejores condiciones de vida de su pueblo, lo primero que hacen es aumentar la demanda de alimentos, en el sentido cuantitativo y cualitativo: pasan de los granos a la búsqueda de proteínas, pasan del arroz a la búsqueda de la carne y pasan de la carne blanca a la carne roja. Y porque pasan de la carne blanca a la carne roja y del arroz a la carne, quiere decir que gastan y requieren cada vez mas una producción de granos para satisfacer este extraordinario aumento de la demanda.
Entonces, se produce esta situación que es verdaderamente paradójica, pero que en su paradoja es enormemente reveladora. La producción agrícola de la República Popular China es récord mundial, aumenta incesantemente y, sin embargo, en términos de la producción per capita de la población china disminuye año tras año; aumenta la producción, disminuye la producción per capita. La razón es que está aumentando el consumo de la población china y al mismo tiempo disminuyendo la zona bajo sembradío, porque el país está experimentando un gigantesco proceso de industrialización y, como ha ocurrido en toda la historia del capitalismo desde la revolución industrial, la industrialización significa urbanización y esto significa la ocupación de tierras, antes disponibles para la producción agrícola.
Por eso, la roca firme de este boom de demanda de alimentos que hay en el mundo, que tiene su eje en el Asia Pacífico, el núcleo central es lo que sucede en la República Popular China, que en la medida del crecimiento económico aumenta su demanda de alimentos. Piensen Uds. que este país que tiene 1.250 millones de habitantes consume nueve kilogramos de grasas y aceites por habitante por año. El nivel que tiene de consumo de grasas y aceites Europa y Estados Unidos es de 40 a 45 kilogramos por habitante por año. Como la República Popular China es un país que hace 17 años crece a una tasa del 10% anual acumulativo, que la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, el centro de pensamiento de los países capitalistas avanzados, estima que va a volver a duplicar el ingreso real per capita de su población hacia el 2020 - momento en que se va a acercar al nivel de ingreso per capita que tiene Taiwan hoy -, lo que está previendo la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico con sede en París es que la tendencia al aumento del consumo de grasas y aceites va a crecer aceleradamente de 9 kg. por habitante por año para acercarse cada vez mas a los 40-45 kg. por habitante por año que consumen Europa y Estados Unidos.
Dicho en otros términos, el 40% de las exportaciones argentinas sólo en Asia-Pacífico van a crecer en aproximadamente 400.000 millones de dólares en el plazo de los próximos 20 años. Sobre todo van a crecer en materia agroalimentaria y especialmente van a crecer en materia de alimentos diferenciados. Lo que está atrás, por lo tanto, de esta reconversión fenomenal que experimenta la Argentina, que la convierte nuevamente en uno de los protagonistas del negocio mundial de alimentos, tiene como fuente y razón de ser una gigantesca transferencia de recursos del mundo en desarrollo que requiere cada vez mayor cantidad de alimentos hacia los países que los producen.
El dato estratégico fundamental para comprender el desarrollo del capitalismo a fin de siglo es que el motor de la economía mundial dejaron de ser los países del primer mundo y los que arrastran ahora el crecimiento de la economía mundial son los países del mundo en desarrollo, especialmente los del Asia-Pacífico y los de América Latina.
Lo que sucede en el mundo y lo que significa en términos de alimentos es fácil de comprender si nos referimos a un país con el cual tenemos una vinculación de socio y de aliado y que en términos de la economía mundial ocupamos el mismo espacio económico, esto es Brasil; es fácil de entender lo que sucede en el mundo, en el negocio de los alimentos si advertimos que Brasil, nuestro socio y aliado dentro del MerCoSur es un país de dimensiones asiáticas. Si Brasil, en lugar de ser sudamericano, fuera un país del Asia Pacífico, sería el cuarto país del Asia: primero, la República Popular China, con 1.250 millones de habitantes; segundo, la India, con 900 millones de habitantes; tercero Indonesia, con 200 millones de habitantes y cuarto Brasil, con 150 millones de habitantes. Lo que ha ocurrido en Brasil a partir del plan real en julio de 1994 es altamente demostrativo de cómo funciona la economía mundial a fin de siglo. Porque Brasil, cuando logra controlar la situación de megainflación, de hiperinflación, que ante todo castigaba a los sectores más populares, como sucede siempre con la inflación, que lo castigaba desde la década del 50, fue transferir recursos hacia los sectores populares. Y al conseguir que éstos no pagaran más el costo del impuesto inflacionario, estos adquirieron una capacidad de consumo, sobre todo en materia de alimentos, que no había tenido desde la década del 50 y el resultado es una gigantesca capacidad de absorción de las exportaciones agroalimentarias argentinas: la industria láctea argentina está sobrevendida hacia el Brasil, la producción cerealera argentina no vende más al Brasil porque le falta oferta, no porque le falte demanda. La dificultad principal que tiene Argentina con respecto a Brasil viene por el lado de la oferta antes que por el lado de la demanda. De las 24 unidades políticas que hay en la Argentina, hay 16 que tienen mas del 50% de sus exportaciones dirigidas al Brasil, y esto significa que la Argentina ha logrado recuperar a través del proceso del MerCoSur su gran capacidad exportadora en materia de alimentos, para satisfacer una demanda creciente de un país de 156 millones de habitantes, que es nuestro socio y aliado dentro del MerCoSur.
Ahora, es probable, que lo que está en marcha sea algo de una dimensión mayor. El proceso de acumulación del capitalismo, desde su origen, cuando encontró la forma de desarrollo autoinducido a través de la revolución industrial, siempre reconoció cuatro pasos: el primero, es el que surge de una ventaja comparativa, usualmente, un recurso natural; el segundo es el que surge de la especialización de la producción de esa ventaja comparativa, lo que aumenta notoriamente la productividad; el tercero es el que logra diversificar esa especialización surgida de una ventaja comparativa a través de una estructura productiva, que rodea esa ventaja comparativa, que aumenta su productividad a través de la especialización; el cuarto es cuando surge un racimo de industrias competitivas, luego de haber absorbido la extraordinaria productividad que surge de la especialización y de la diversificación posterior, ese racimo de industrias competitivas adquiere una dimensión internacional. Lo que esto significa es que el proceso de acumulación del capitalismo a través de estos cuatro pasos siempre, implícitamente, estaba orientado para desplegar plenamente su potencialidad a que existiera un quinto paso en este proceso de acumulación, y ese quinto paso es que existiera un mercado mundial. El capitalismo exigió implícitamente desde un comienzo que hubiera un proceso de acumulación orientado hacia un mercado mundial. Existió ese mercado mundial, ese quinto paso de este proceso de acumulación, en el siglo pasado, entre 1870 y la Primera Guerra Mundial. Hasta agosto de 1914, el mundo experimentó un primer fenómeno de globalización, de apertura generalizada de los mercados. Apareció un quinto paso en el proceso de acumulación , que le daba sentido a los otros cuatro primeros, apareció un mercado mundial. Luego, la Primera Guerra Mundial empezó a cerrar a través del conflicto esta globalización, esta apertura generalizada de los mercados; la gran depresión de la década del 30 confirmó esta tendencia y finalmente, hasta que la Segunda Guerra Mundial insistió en profundizar esta quiebra de la economía internacional, este vuelco que se hizo especialmente notorio en la década del 30, de los distintos mercados del mundo, volcarse exclusivamente a su dimensión nacional.
La novedad en la década del 90 es que reaparece el quinto paso del proceso de acumulación capitalista; apareció nuevamente una economía mundial. Para la Argentina, ésta es condición de expansión de sus potencialidades, ésta es su razón de ser. En el primer proceso de globalización del capitalismo que tuvo lugar entre 1870 y 1913, la Argentina comenzó de ser un territorio semidesértico, con una población de 1.800.000 habitantes - primer censo de Sarmiento, 1869 - a un país que atrajo a 4.000.000 de inmigrantes en menos de 4 años. En Estados Unidos, el porcentaje de inmigrantes por población originaria nunca superó el 25% de la población; en la Argentina superó el 40% y hasta el 50%. No hay en toda la historia del mundo moderno y del desarrollo capitalista un país que haya traído proporcionalmente tanta inmigración sobre la población originaria como lo hizo la Argentina, y la razón por la que lo hizo fue porque el nivel de ingresos de los salarios reales eran mayores en la Argentina, porque el país tenía mayor competitividad en dos sectores fundamentales: el agro y la educación de su pueblo.
Las ventajas comparativas de la Argentina, que le permitieron transformarse en uno de los ejemplos más extraordinarios de éxito de la historia del capitalismo entre 1870 y 1913, fueron, precisamente, un agro de nivel mundial, de altísimo nivel de productividad, y una población educada con extraordinaria capacidad de innovación y de gusto por lo nuevo. Es esto lo que en la década del 90 la Argentina recupera en primer plano, y lo hace a través de este fenómeno en el que, en pequeña escala, o mejor dicho, en términos de una experiencia sectorial de nivel internacional, comienza a perfilarse como una extraordinaria posibilidad de orden estratégico para el país, ya en marcha. Tiene una industria aceitera de nivel internacional, solo comparable por su capacidad tecnológica y de innovación con la industria norteamericana, que se sustenta en una producción primaria de menores costos y de igual calidad, o superior calidad a la producción de la soja y del girasol de los Estados Unidos y de Brasil, que exporta prácticamente la totalidad de su producción, y que orienta esa creciente producción hacia estos nuevos mercados emergentes que demandan ante todo alimentos, sobre todo en materia de aceites y grasas, esto es, Asia-Pacífico.
Lo que sucede con la industria aceitera argentina está mostrando cual es el mecanismo de surgimiento de la ventaja comparativa a través de un recurso natural, de especialización, de aumento de la productividad, de diversificación productiva y, crecientemente, de surgimiento de una estructura de industrias competitivas de nivel internacional, volcadas hacia la economía mundial. Lo que sucede con el agro en la Argentina no está solo, está acompañado por un extraordinario crecimiento de la industria petroquímica. La Argentina no tenía utilización de fertilizantes hasta hace 4 años y ahora está en construcción una planta de un millón de toneladas anuales, que es la mayor planta del mundo de producción de fertilizantes. La Argentina ha logrado cuadruplicar, sextuplicar su flota de camiones desde 1990, porque una producción de 61-62 millones de toneladas de granos y de cereales debe ser transportada desde los centros de producción a los puertos a través de camiones y estos, a su vez, requieren servicios. En otros términos, lo que está en marcha en la Argentina es la reconversión del país en uno de los protagonistas del negocio mundial de los alimentos y el corazón de este fenómeno de extraordinaria importancia está en la Pampa Húmeda, y el eje de la Pampa Húmeda está en la provincia de Santa Fe, sobre todo en la ciudad de Rosario, en la que converge el dragado del Paraná, el surgimiento del puerto privatizado de la ciudad de Rosario y crecientemente, la inserción, dentro del MerCoSur, a través de la mayor obra de infraestructura del MerCoSur, que el Puente Victoria-Rosario.
Es en estos términos cuando lo posible se aproxima a la realidad, cuando la política no hace otra cosa que transformar lo necesario en posible, y por lo tanto, en caminos de acción. Es en estos términos que la conversión de la Argentina en uno de los protagonistas del negocio mundial de alimentos es, al mismo tiempo, adquirir para el país una actividad económica de altísimo nivel de productividad, que atrae inversiones extranjeras de enorme envergadura: las diez empresas del negocio de los alimentos más grandes del mundo están en la Argentina y son parte de su estructura productiva. Al mismo tiempo orienta al país al desafío de crear todo un sistema de alta tecnología, de software si fuera posible, relacionado con el agro, con la producción de alimentos, con lo que se refiere a la biotecnología, que le permita aprovechar la ventaja comparativa de ser el único país de América Latina que tiene tres Premios Nobel de Ciencias, los tres en el negocio de la bioquímica, por lo tanto, acercados, orientados al mundo de la biotecnología. Es en estos términos que es conveniente colocar en el más amplio contexto, en su verdadero contexto, el significado que tiene la privatización-concesionamiento del Puerto de Rosario.
|
Jorge Castro , 22/02/1998 |
|
 |