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La brecha del Conocimiento crece, dicen dos bancos globales. |
Si no se convierte en un eje estratégico de todas las naciones, la brecha del conocimiento seguirá ampliándose entre los países, advirtieron recientemente en sendos informes un grupo de analistas del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria - BBVA - y Avinash Persaud, director de Análisis e Investigación de Mercados Globales del State Street Bank.
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La preocupación por los efectos actuales y futuros de la brecha del conocimiento en el desarrollo de los países emergentes también está en el centro de las preocupaciones de los grandes bancos globales.
"Si América Latina no pone énfasis en la adopción de las nuevas tecnologías, podría verse condenada a una situación de subdesarrollo permanente", advirtieron recientemente en un informe un grupo de analistas del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria - BBVA.
Según este trabajo, el fuerte crecimiento de la productividad del capital en los países desarrollados, impulsada por las nuevas tecnologías, funciona como una aspiradora de los flujos de capitales mundiales. Y esto se refleja en los flujos hacia América Latina, que en el 2000 cayeron el 22,4% con respecto a 1999 y el 43,2% frente a 1997. Las estimaciones del BBVA suponen un aumento de los fondos con destino a la región del 27% en el 2002 (para un total de 76 mil millones de dólares) , pero este nivel será sólo las tres cuartas partes de los que llegaban antes de la crisis asiática.
"En la medida que las nuevas tecnologías se difundan - confían los técnicos de este banco -, se espera que los usuarios alcancen tasas elevadas de crecimiento económico, pero para que se desarrolle el potencial de la nueva economía en América Latina se requieren previamente cambios tecnológicos y organizativos a todos los niveles".
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Los costos de la ausencia de innovación
Las conclusiones del director administrativo de Análisis e Investigación de Mercados Globales del State Street Bank Avinash Persaud - publicadas en "Foreign Affairs" en español - apuntan en la misma dirección. Según las mediciones de ese banco, los flujos de acciones privadas a través de las fronteras saltaron de 268 mil millones de dólares en 1995 a aproximadamente 1.100 billones de dólares en 2000, compitiendo hoy, por primera vez, con los bonos gubernamentales.
Para Persaud, el rendimiento de estas acciones está siendo influido fuertemente por "la economía del conocimiento":
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* De 1990 a 1994, cuando la revolución tecnológica estaba recién asomando y los sectores tecnológicos se veían empequeñecidos por los sectores más tradicionales, los inversionistas estadounidenses recibieron rendimientos de 117% de los mercados emergentes mientras que, en ese mismo período, perdieron 2% en los mercados extranjeros más desarrollados.
* En cambio, de 1995 a 2000, "cuando el sector tecnológico vivió un auge inicial y luego cayó en picada sin perder su importancia, las acciones de los mercados emergentes bajaron 27%, en tanto que las de los mercados desarrollados se elevaron 43%. Esta comparación sería incluso más notoria si se excluyera a unos cuantos mercados de riesgo y medianos ingresos, como Hong Kong, Taiwán y Singapur".
Las conexiones indispensables
La innovación continua y redituable exige - según el investigador del State Street - tres condiciones: el desarrollo del conocimiento, el fértil intercambio de ideas entre personas informadas y, finalmente, un buen gobierno, sobre todo en lo que se refiere a la protección legal de la innovación. En las tres áreas, la brecha es "incluso más desalentadora que las actuales desigualdades de ingresos":
* Según el último "Informe del Desarrollo Mundial" del Banco Mundial, los Estados Unidos, Japón y Alemania tienen un promedio de 3.805 científicos investigadores e ingenieros por cada millón de habitantes. Esa proporción es 31 veces la cifra equivalente en Malasia, Tailandia y Brasil: 121 por millón. La relación del PBI per capita entre ambos grupos de países - ajustada por el poder adquisitivo - es de sólo 3 a 1. La brecha del conocimiento es 10 veces mayor que la brecha del ingreso.
* La red de personas informadas conectadas también muestra indicadores con diferencias profundas. En tanto que en 1998 había en los Estados Unidos, Japón y Alemania un promedio de 557 líneas telefónicas cada 1.000 habitantes, existían sólo 3 por millar en Bangladesh, 4 en Nigeria y 19 en Pakistán. En países de mediano ingreso como Malasia, Tailandia y Brasil el promedio era de 134 por millar.
* Las patentes también son una medida directa de la brecha de la innovación. En 1998, el número total de patentes registradas por residentes en Estados Unidos, Alemania y Japón fue de 539.347. Las 453 expedidas en Brasil, Malasia y Tailandia parecen imperceptibles. China y la India, con una población conjunta de 2.100 millones de habitantes, consignaron sólo 17.682. Pakistán, Bangladesh y Nigeria sólo otorgaron 57.
El investigador Avisnah Persaud propone cinco iniciativas para evitar que la brecha del conocimiento continúe ensanchando la brecha del ingreso:
* Los países en desarrollo necesitan seguir la doble estrategia de abrir sus fronteras a una mayor inversión extranjera directa y mejorar la educación básica. Las compañías extranjeras son buenas propagadoras del conocimiento cuando introducen sus propias tecnologías, pero el conocimiento no puede arraigarse sin alfabetización.
* Los países en desarrollo precisan acabar con los monopolios en las comunicaciones. Cuanto más caros y restringidos sean estos medios de comunicación más limitado será el avance del conocimiento.
* Los países en desarrollo pueden ayudar a sus empresas locales a obtener acceso a préstamos e inversiones internacionales si adoptan normas internacionales de contabilidad, supervisión y controles industriales.
* Los países en desarrollo deben dar prioridad a lo que sea necesario para alcanzar el buen gobierno. Hacen falta un servicio civil muy capacitado, designado por méritos, derechos de propiedad claros, un poder judicial independiente y la aplicación de leyes severas contra la corrupción.
* Los países ricos deben practicar lo que predican sobre el comercio.
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Agenda Estratégica , 01/12/2001 |
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