Nuevo imperio mundial vs. nuevo orden mundial.

 

Los que dicen que Estados Unidos es, o debería ser, un nuevo Imperio Romano han entendido mal la historia y la tradición norteamericana. El sucesor real del Imperio Romano no es ningún estado singular. Es la sociedad global de estados, una sociedad global que los Estados Unidos han hecho por crear más que ningún otro país.
Los predicadores de la televisión estadounidense son afectos a interpretar los eventos actuales a la luz de las profecías encontradas en textos bíblicos como el de Daniel o el Libro de la Revelación.


Geopolítica teleevangelista

Uno de sus temas recurrentes es que el sucesor del Imperio Romano no es un país singular, sino un bloque de varios países, como la Unión Europea o las Naciones Unidas.

¿Están inspirados por la divinidad? Probablemente no. Pero lo predicadores de TV han descubierto una verdad que elude a demasiados expertos líderes de la política internacional.

Aunque parezca diferente, el sistema de las Naciones Unidas de hoy es el hijo de la sociedad europea de estados.

Y es el nieto de la Cristiandad Latina, así como el bisnieto del Imperio Romano.


De Roma a las Naciones Unidas

El fin del Imperio Romano en Europa Occidental usualmente es fechado en el año 476, cuando el jefe germano Teodorico depuso a Rómulo Augusto. Al mismo tiempo, el Imperio Romano Oriental - con sede en Bizancio - sobrevivió hasta que fue destruido por los turcos otomanos en 1453.

Pero el Imperio Romano de Occidente más que caerse se fundió en un imperio medieval más suave, cuyo gobierno reclamaban tanto los Papas como los emperadores del Sacro Imperio.


¿Una sociedad de estados?

Fue solamente después de la Paz de Westfalia, en 1648, que los europeos occidentales se acostumbraron a la idea de que el Imperio Romano no sería restaurado. En cambio, habría una versión no imperial del orden transnacional: una sociedad de estados.

Por supuesto, la sociedad europea de estados que existió desde el siglo XVII hasta la Primera Guerra Mundial estaba limitada, en su mayor parte, a las sociedades cristianas en Europa y en las Américas. Como escribió Montesquieu: "Europa es una nación compuesta de muchas naciones".

En forma similar, el filósofo británico David Hume vio a Europa - y a sus fronteras americanas y rusas - como parte de una gran comunidad compuesta por "un número de estados vecinos e independientes, conectados entre ellos por el comercio y la política".


La amenaza de la consolidación

Una vez que los europeos y los euroamericanos crecieron acostumbrados a la idea de una sociedad de estados soberanos, la consolidación de todo el poder en un imperio singular como el de Roma vino a ser vista como la mayor amenaza a la civilización.

Esto explica por qué se formaron las coaliciones de amplitud europea que derrotaron a Carlos V, Luis XIV y Napoleón. Todos ellos buscaron reemplazar al sistema de estados independientes por un nuevo imperio como el de Roma.

Sus intentos de capturar poder también explican por qué, en el siglo XVII, Samuel Pufendorf escribió que todos los estados europeos estaban "obligados a oponerse con toda su fuerza" a lo que él llamó "la monarquía de Europa - o el monopolio universal - que sería el combustible con el cual el mundo entero podría ser puesto en llamas".


Del sistema europeo de estados a la sociedad global

¿Pero cómo lo que esencialmente era una sociedad europea de estados se transformó a sí misma en un sistema global con iguales derechos para los no europeos? Esta causa fue liderada primero por Japón. Fue la primer nación no europea que llegó a ser una gran potencia moderna.

En la Conferencia de Versailles en 1919, Japón argumentó por una prohibición internacional del racismo, una reforma a la cual los Estados Unidos y Gran Bretaña trágicamente se opusieron.

Durante la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, el presidente Franklin Roosevelt hizo de la abolición de los imperios europeos de supremacía blanca y de la creación de una sociedad global de estados (una que incluyera a naciones de todas las razas) uno de los objetivos de guerra de los Estados Unidos.


Terminando con el racismo

En 1942, el subsecretario de Estado Sumner Welles lo dijo de esta forma: "Si esta guerra es, de hecho, una guerra por la liberación de los pueblos, debe asegurar la igualdad soberana de los pueblos a través del mundo tanto como en el mundo de las Américas".

"Nuestra victoria debe llevar en su tren la liberación de todos los pueblos. La discriminación entre los pueblos por causa de su raza, credo o color debe ser abolida. La era del imperialismo ha finalizado".


Una cooperación de naciones

Después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos apoyaron el fin del gobierno de los europeos sobre africanos, asiáticos y el Medio Oriente.

Y en los años 90, los estadounidenses dieron la bienvenida a la disolución del último gran imperio multinacional en Europa, el imperio soviético.

El objetivo de los estadistas estadounidenses desde Roosevelt hasta Reagan no fue que un imperio coercitivo de los Estados Unidos reemplazara a los imperios coercitivos del pasado.

Fue una comunidad global en la cual los bienes que habían sido provistos en el pasado por los imperios - mercados integrados, amplias libertades civiles y paz - fueran logrados por la cooperación de naciones independientes.


Líderes, no señores

Seguramente, algunas naciones - como los Estados Unidos - serán más influyentes que otras. Por causa de su mayor riqueza deberían ser líderes, no señores.

Una cosa fue siempre cierta: los norteamericanos no combatieron y murieron para liberar a los países satélites fascistas y comunistas para convertirlos en satélites de los Estados Unidos.


La edad del imperialismo ha terminado

Como una cuestión de hecho, los predicadores de la televisión de los Estados Unidos y los más grandes estadistas norteamericanos del pasado medio siglo concuerdan en algo muy crucial: El sucesor del Imperio Romano no es los Estados Unidos, ni ningún otro país.

Es la comunidad mundial, simbolizada por las Naciones Unidas y vinculada a instituciones internacionales como la Organización Mundial de Comercio, el Fondo Monetario Internacional, el Grupo de los Ocho y la OTAN.


¿Sociedad global o conspiración global?

Hay algunos que creen que las Naciones Unidas junto con otras instituciones internacionales, en alianza con los francmasones y los banqueros internacionales, son agencias de una conspiración internacional que posee una flota de misteriosos "helicópteros negros".

Pero los norteamericanos corrientes piensan que nuestra sociedad global de estados - imperfecta como es - es preferible a un imperio global. Aun un imperio norteamericano global. En este punto, están de acuerdo con la mayoría del resto del mundo.

Artículo publicado originalmente en "The Globalist".
Michael Lind , 09/08/2002

 

 

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