Argentina: Aislamiento externo o reinserción internacional. (Quinta Parte)

 

Texto de las exposiciones de Pascual Albanese y Jorge Castro en la reunión del centro de reflexión política Segundo Centenario, el 6 de agosto de 2002.
La razón fundamental de este hecho extraordinario, la primera vez que esto ocurre en los ciclos recesivos que ha tenido los Estados Unidos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, fue precisamente por la informatización y por la absorción de la tecnología del procesamiento de la información, que hizo que, por ejemplo, las grandes empresas industriales como Ford se transformaran ya no en una terminal productora de automotores sino nada más que en una parte de una cadena de valor que incluía a los proveedores y que absorbía a los compradores, actuando todos ellos en tiempo real por la tecnología del procesamiento de la información. Lo que ya ocurrió en ese momento es lo que se está produciendo en gran escala en toda la actividad económica, social, educativa de los Estados Unidos: la conversión de la economía estadounidense como tal en la nueva economía de la información.

Por eso la rentabilidad es baja, por eso los capitales, en lugar de entrar, salen, por eso es que el dólar se devalúa. Porque lo que está ocurriendo es una mutación de la naturaleza del proceso de acumulación que coloca a los Estados Unidos en un piso estructural cualitativamente superior en materia de aumento de productividad de la totalidad de los factores, entendida como la capacidad de producir más con menos, que no tiene antecedentes en toda su historia.

Ahora, el problema son los escalones, los pisos estructurales. Hay que tener cuidado de no procurar entender a los Estados Unidos siguiendo los títulos de los diarios argentinos. Porque, por ejemplo, la inversión en equipos de telecomunicaciones e informática ha caído 40 %, pero falta agregar que, a pesar de esta caída, el gasto en telecomunicaciones e informática de las empresas estadounidenses es un 75 % más elevado ahora del que era en 1995. Por ejemplo, Silicon Valley, es un valle de desolación, al menos según la prensa argentina, lo que incluye algunos de los grandes diarios de la costa este norteamericana, pero vale agregar que Microsoft hoy es cuatro veces más grande de lo que lo era en 1995, mientras que Sun Microsystems e Intel son el doble, en medio de la crisis, de lo que eran en 1995. Ahora la categoría básica de análisis, tanto político como económico, es la que advierte en la cantidad la aparición de la calidad. Lo había advertido ese gran analista político alemán Bismarck, cuando dijo: "De lo que se trata siempre es de descubrir cuándo lo sólido se hace líquido y lo líquido se hace sólido".

El presupuesto de defensa norteamericano ya está aprobado en lo que corresponde al 2003. Tiene un aumento con relación al 2002 de 40.000 millones de dólares. Esto hace que hoy el gasto de defensa de los Estados Unidos sea superior a la suma de los gastos de defensa de los quince países que le siguen en orden de importancia. Pero mucho más importante que la diferencia cuantitativa es la diferencia cualitativa. Porque en lo que se refiere a los gastos de inteligencia satelital, en investigación y desarrollo tecnológico referido a la defensa y en lo que se refiere a la proyección de poder, la capacidad para desplegar poder militar dentro de las cuarenta y ocho horas en cualquiera de los cuatro puntos cardinales, hoy el gasto norteamericano es más del 90% del total.

El problema es, por ejemplo, considerar que lo que gastan los Estados Unidos en investigación y desarrollo científico y tecnológico en materia de defensa es muy grande. ¿Pero qué tan grande? Bueno, muy grande quiere decir que lo que Estados Unidos gasta en investigación y desarrollo científico en materia de defensa es más grande que la totalidad del gasto de defensa de Gran Bretaña, es más grande que el total del gasto militar de Alemania, pero, además, lo curioso de los Estados Unidos es que este enorme gasto tiene muy poco significado en relación a su producto bruto interno, ya que asciende al 3,5 % de ese producto bruto. Piensen ustedes: ¿Puede gastar más Estados Unidos en defensa? En la Segunda Guerra Mundial gastó entre el 9 y el 10 % de su producto bruto, en el momento de auge de Vietman gastó más del 6 % del producto. Ahora está gastando la tercera parte de lo que gastó en la Segunda Guerra Mundial.

Afirma Manuel Castells que la revolución tecnológica del procesamiento de la información, esto es, el factor tecnológico de la economía mundial, es un fenómeno norteamericano y agrega que, en realidad, antes que eso es un fenómeno californiano. Por eso es que la globalización tiene esta impronta norteamericana, lo mismo que en el siglo XIX, o al menos en los primeros 60 años de ese siglo, la revolución industrial tuvo signo británico. California: vale la pena prestar atención a este estado que tiene ahora 37 millones de habitantes porque ya es la quinta economía del mundo. Está por delante de Francia, es igual a Gran Bretaña. Dicen que Estados Unidos es la frontera del mundo, pero California es la frontera de los Estados Unidos.

Puede ser que esta crisis que enfrenta hoy los Estados Unidos, en vez de ser una mutación de la forma de acumulación del capitalismo norteamericano, sea una manifestación de decadencia. Una figura importante de la vida política argentina, candidata presidencial, ha dicho que los escándalos derivados en los criterios contables aplicados por las grandes empresas revelan que los Estados Unidos están en agonía. Dice Huntington: "Todos los pronósticos sobre la decadencia norteamericana se han revelado prematuros". Estados Unidos experimenta grandes y hondas crisis e igualmente honda y rápida es su extraordinaria capacidad para reinventarse. Decía Raymond Aron: "Estados Unidos es una revolución permanente, solo que realizada dentro de instituciones aceptadas por todos".

¿Reinserción dónde, aislamiento respecto de qué? El dato fundamental a retener es que el poder de los Estados Unidos hoy dejó de ser una manifestación de supremacía y un instrumento de hegemonía. Se ha transformado en una dimensión estructural de una sociedad mundial que emerge. Es la primera vez en la historia de las relaciones internacionales donde hay un primero pero no hay un segundo o un tercero. Es también la primera vez que el que se supone ejerce la hegemonía no encuentra que esa situación sea disputada por nadie. Quizás lo que está ocurriendo es otra cosa y, para comprenderla, las categorías de hegemonía o de supremacía resultan crecientemente irrelevantes. Porque, en este contexto mundial, el poderío norteamericano no es un problema sino un dato. Los países del mundo que podrían disputar esa hegemonía definen su inserción internacional como un intento de acercarse a aquel que la ejerce. El poder no se revela más como la supremacía de uno sobre otro, sino como el establecimiento de reglas de juego, de códigos de funcionamiento de una sociedad mundial crecientemente integrada.

Esa integración mundial se da en todos los planos, pero a partir del 11 de Septiembre, en la dimensión constitutiva de la seguridad. La globalización del capitalismo, impulsada por el factor tecnológico de la revolución del procesamiento de la información, es este fenómeno histórico surgido en la crisis producida en los países capitalistas avanzados por los dos shocks petroleros de 1973 y 1979, que al duplicar una vez y al cuadruplicar otra vez el precio del insumo básico del capitalismo en su etapa industrial, que era el petróleo, sumergieron a estos países avanzados, y en primer lugar a los Estados Unidos, en una profunda recesión y obligaron a las empresas capitalistas de estos países avanzados a buscar un nuevo mecanismo de acumulación que utilizara menos materia prima, sobre todo petróleo, menos fuerza de trabajo y aumentara significativamente la productividad, esto es, la fuente de la rentabilidad empresaria y del aumento de los salarios. Los primeros años de este proceso histórico mostraron al mundo un sistema en donde por delante de lo político aparecía lo económico, lo tecnológico y lo financiero. El resultado era una situación de crisis de la política frente a la economía. La razón fundamental era el retardo de la política en tanto fuera la expresión de sistemas políticos estatales y territoriales en el momento en que la economía se transformaba en un fenómeno global impulsado por la revolución tecnológica y la concomitante revolución financiera que financió esa revolución tecnológica. Ahora, el 11 de Septiembre el ataque terrorista y la respuesta al ataque terrorista, que es la búsqueda de un sistema de seguridad global, es ante todo la vuelta de la política, en lo que tiene en su dimensión básica que es la seguridad. El estado nación surgió como consecuencia de la necesidad de controlar la violencia, quitándola de manos privadas en un cierto territorio y de una determinada población. Lo que está ocurriendo ahora a escala mundial, que tuvo su origen en los estados territoriales en su manifestación primera, nacional, que surgió con el absolutismo en el siglo XVI, adquiere ahora una dimensión mundial y una estructura de alcance global. Por eso es que insertarse en este mundo hoy no es solo ni primordialmente adquirir las herramientas económicas, financieras, tecnológicas e institucionales del capitalismo en su fase de globalización. Es, ante todo y sobre todo, la participación que un país tenga en la elaboración y en la discusión de todas las reglas de juego de la sociedad multiforme y, fundamentalmente, en la dimensión de seguridad de esa nueva sociedad mundial que emerge. Por eso es que el desafío del nuevo gobierno, que nosotros consideramos va a ser justicialista y agregamos que va a estar presidido nuevamente por Carlos Menem, va a ser el protagonismo no sólo con los Estados Unidos, sino - más que eso y por encima de eso - en la construcción de una sociedad mundial en todos los planos y, ante todo, en el plano decisivo de la seguridad global.
Segundo Centenario , 29/08/2002

 

 

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