El avance en la triple construcción de un MerCoSur político, bioceánico y agroalimentario permitirá superar la actual fase de estancamiento del bloque regional y encarar con mayor fuerza las negociaciones con los Estados Unidos. |
En los próximos meses, Chile habrá de sellar un acuerdo bilateral de libre comercio con Estados Unidos. Será la primera consecuencia práctica de la aprobación del "fast track" otorgado por el Congreso norteamericano al presidente George Bush. Un presidente socialista, Ricardo Lagos, será entonces el principal actor político del primer convenio de esta naturaleza suscripto entre Estados Unidos y un país de América del Sur. Todo indica que el presidente uruguayo, Jorge Batlle, espera esa oportunidad para avanzar en esa misma dirección. Resulta altamente probable que Uruguay sea el primer país miembro del MerCoSur que inicie tratativas para lograr su integración comercial con Estados Unidos.
En ese mismo lapso, Brasil y la Argentina realizarán sus respectivas elecciones presidenciales. Con la asunción de los nuevos gobiernos constitucionales en los dos principales socios del MerCoSur, comenzará la etapa decisiva de las negociaciones para la puesta en marcha del ALCA, prevista para el 2005, una fecha que, en términos históricos, equivale a decir pasado mañana.
Urge entonces una reflexión estratégica conjunta entre la Argentina y Brasil en torno a la reformulación del MerCoSur y a las inminentes negociaciones con Washington. Ese diálogo tiene que basarse en dos puntos fundamentales: la ratificación de la voluntad política de avanzar en el fortalecimiento del bloque regional y la coincidencia acerca de la necesidad de articular su funcionamiento con las nuevas perspectivas que surgen de la configuración del ALCA.
En las actuales circunstancias, el fortalecimiento del MerCoSur requiere, en primer lugar, la profundización de la dimensión política de la alianza regional. Hace falta un MerCoSur político. Esto supone, ante todo y sobre todo, la asunción de responsabilidades compartidas en el terreno de la seguridad en el Cono Sur de América, en particular referidas a la acción conjunta en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo transnacional.
En segundo término, corresponde avanzar en los acuerdos necesarios para el desarrollo de un plan de infraestructura común, orientado a mejorar las condiciones de competitividad de nuestros países. Es necesario un MerCoSur bioceánico. En este sentido resulta fundamental la asociación con Chile, que facilite el acceso de nuestros productos a los grandes mercados de los países emergentes del Asia Pacífico, que son los que actualmente impulsan con mayor fuerza la expansión de la demanda mundial.
En tercer lugar, es imprescindible establecer una estrategia conjunta para convertir al bloque regional en el principal exportador mundial de alimentos, por encima inclusive de los Estados Unidos. Hay que construir un MerCoSur agroalimentario, capaz de utilizar sus enormes ventajas comparativas en materia de producción de alimentos para transformarlas en ventajas competitivas y participar vigorosamente en el continuo incremento de la demanda internacional de alimentos que habrá de registrarse en los próximos años, sobre todo en los grandes países del Asia Pacífico, en particular en China y la India, que entre ambos reúnen más de un tercio de la población mundial.
El avance en la triple construcción de un MerCoSur político, biocéanico y agroalimentario permitirá superar la actual fase de estancamiento del bloque regional y encarar con mayor fuerza las negociaciones con los Estados Unidos. Con un agregado: la integración comercial con la principal potencia económica del mundo no excluye en absoluto la apertura hacia Europa. Muy por el contrario: México, después de su integración en el NAFTA, y Chile, en pleno proceso de negociación de un acuerdo bilateral con Estados Unidos, han firmado sendos acuerdos de libre comercio con la Unión Europea.
Se trata, en definitiva, de reivindicar y actualizar el sentido del "regionalismo abierto" que a principios de la década del 90 inspiró la creación del MerCoSur, concebido como una respuesta conjunta de orden regional a los nuevos desafíos planteados por la globalización, destinada a generar una plataforma de lanzamiento común para mejorar las condiciones de inserción de nuestros países en la nueva geografía económica mundial. |
Jorge Castro , 15/09/2002 |
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