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Irak y el interés nacional de la Argentina. |
La decisión política de participar o no de la coalición internacional contra el régimen iraquí adquiere una importancia fundamental para la Argentina. En el próximo conflicto en el Golfo Pérsico, también entra en juego el interés nacional. |
El amplio respaldo brindado por la Cámara de Representantes de Estados Unidos a la decisión del presidente George Bush en relación al posible empleo de la fuerza militar contra el régimen iraquí de Saddam Hussein, un apoyo que constituye el preludio de una actitud semejante del Senado norteamericano, indica la proximidad de un nuevo conflicto bélico internacional en el Golfo Pérsico, que podría comenzar el mes próximo.
Hay dos diferencias entre esta inminente acción militar y lo ocurrido en 1990, cuando Estados Unidos lideró la coalición internacional que intervino en la región para restablecer la soberanía de Kuwait, que había sido ocupado por las tropas iraquíes. La primera es que esta vez el objetivo estadounidense consiste, lisa y llanamente, en el derrocamiento de Saddam Hussein, considerado como un protector del terrorismo transnacional, convertido después del 11 de septiembre en el enemigo mundial de los Estados Unidos. La segunda es que, como ya sucediera a principios de este año en Afganistán, a raíz de la aplicación en el campo militar de los formidables adelantos tecnológicos registrados en la última década, las modalidades de la ofensiva en ciernes serán cualitativamente distintas.
Es difícil todavía prever la secuencia diplomática previa a los hechos. En cualquier circunstancia, el resultado es enteramente previsible: Estados Unidos volverá a liderar una coalición internacional de la que participarán Gran Bretaña, su aliado militar más sólido, y otros países. La pregunta que se impone es si la Argentina, que formó parte de la anterior coalición, reiterará o no aquella actitud.
En este sentido, conviene tener en cuenta el dato de que en el reciente documento oficial sobre la nueva estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos, presentado semanas atrás por Bush en el Capitolio, la Argentina lisa y llanamente no figura. En relación a América Latina, el informe sí menciona los avances registrados a través de las "coaliciones flexibles " en materia de seguridad establecidas por la administración de Washington con cuatro países: México, Colombia, Brasil y Chile.
La omisión es más significativa aún si se recuerda que la Argentina es el único país latinoamericano que revista como aliado extra-OTAN de los Estados Unidos. Esto significa que la Argentina tiene con Estados Unidos algo más que una "coalición flexible". Es el único país de la región que tiene una alianza militar de carácter estratégico, establecida en 1998.
La razón de esta ausencia salta a la vista. Desde 1999 hasta la fecha, tanto durante el gobierno de la Alianza como con el actual gobierno de transición, el país ha perdido crecientemente protagonismo y relevancia internacional. En todo caso, su notoriedad surge por la negativa: el "default" más importante de toda la historia financiera mundial, proclamado en diciembre pasado por el breve gobierno de Adolfo Rodríguez Sáa.
En este contexto, la decisión política de participar o no de la coalición internacional contra el régimen iraquí adquiere una importancia fundamental para la Argentina. Está en juego la posibilidad de revitalizar esa condición de aliada extra-OTAN de los Estados Unidos y, de esa manera, empezar a recuperar las posiciones perdidas en el escenario mundial.
Hay un agregado que conviene tener en cuenta: la negociación de un acuerdo estratégico con los Estados Unidos es la llave para la reinserción internacional del país, condición indispensable para enfrentar y resolver la crisis. La conclusión cae por su propio peso: en el próximo conflicto en el Golfo Pérsico, también entra en juego el interés nacional de la Argentina. |
Pascual Albanese , 04/10/2002 |
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