El excepcional crecimiento que experimentó el sector energético argentino durante la década del 90, lo coloca en condiciones ideales para integrarse con los paises del Mercosur , Chile y el Nafta. |
Durante la década del 80 y anteriores los sectores energía eléctrica y gas de la Argentina estaban compuestos por empresas estatales monopólicas y deficitarias que pagaban pocos impuestos y requerían de aportes del Tesoro Nacional y de endeudamiento interno y externo para cubrir sus gastos y sus obras. Esto provocó que en los medios financieros de la época se denominara a estas empresas, con cierta sorna, como líderes en materia de endeudamiento.
Ese hecho producía una clara restricción a la expansión del sistema pues al ser estructuralmente deficitario cuanto más obras se realizaran mayor dinero se perdía. Las empresas estatales de aquella época no eran capaces de generar con sus ventas ganancias que financiaran su expansión y modernización.
Los problemas económicos que sufrió la Argentina durante la década del 80 y el estallido hiperinflacionario de los años 89/90 pulverizaron toda posibilidad de seguir financiando las empresas estatales mediante aportes del estado nacional y simultáneamente se cortó la posibilidad de seguir aumentando su endeudamiento, de tal forma sus clientes sufrieron fuertes restricciones al consumo que culminaron con los cortes de energía rotativos programados del verano 89/90. Se necesitaba para superar la situación no sólo una modernización de su gestión sino también una fuerte inyección de capital para realizar las obras necesarias para cubrir la expansión de la demanda.
El gobierno tomó la única alternativa viable que fue crear las condiciones para que la empresa privada aportara capitales y gestión para revertir la situación. La polémica sobre si la apertura del sector al capital privado estuvo bien o mal es una discusión ociosa pues al no tener dinero el estado para realizar las obras imprescindibles para cubrir la expansión de la demanda, la alternativa era llamar al capital privado o aumentar las restricciones al suministro, solución esta inaceptable desde el punto de vista del usuario.
A principios de la década del 90 se privatizaron la mayor parte de las empresas estatales de energía eléctrica y gas y se crearon dos entes de control, el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) y el Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS).
Los entes reguladores vigilan el cumplimiento de las normas y las empresas privadas actuaban en competencia en las áreas donde esto era técnicamente posible y con precios regulados donde existía un monopolio técnico natural (bajos consumos y distribución domiciliaria).
Pero más importante que las medidas adoptadas, las que como todo acto humano son perfectibles, fue que se creó un sistema de reglas de juego claras y estables que permitió que generadores, productores, transportistas, distribuidores y consumidores pudieran operar con seguridad y previsibilidad.
El resultado fue que durante la década del 90 las áreas de energía y gas en la Argentina experimentaron una impresionante expansión y modernización realizada fundamentalmente por empresas privadas que no solo no reciben ningún subsidio sino que pagan importantes impuestos.
En una breve enumeración podemos mencionar que entre los años 1995 y 2001 en el sector Energía Eléctrica se experimentaron los siguientes crecimientos, potencia instalada en Centrales Eléctricas 36,7 % (cuadro N° 1), energía generada 32,1 % (cuadro N° 2), cantidad de empresas en el Mercado Eléctrico Mayorista 517,9 % (cuadro N° 3), en el sector gas la producción total creció entre 1993 y 2001 un 72,2 % (cuadro N° 4) y el uso de Gas Natural Comprimido en automotores aproximadamente un 82 % (cuadro N° 5).
Cuadro N° 1
Cuadro N° 2
Cuadro N° 3
Cuadro N° 4
Cuadro N° 5
A principios del año 2002 el gobierno provisional mediante la devaluación, la pesificación asimétrica, el robo a los ahorristas y la ruptura de los contratos provocó en el sector, así como en el resto del país, una situación caótica. Es imprescindible que el gobierno que asuma el 25 de mayo próximo recree las condiciones de seguridad jurídica y previsibilidad económica que existieron en la Argentina durante la década del 90, pero eso solo puede no bastar.
Decía Alberdi en su libro Las Bases “ Firmad tratados con el extranjero en que deis garantías de que sus derechos naturales de propiedad, de libertad civil, de seguridad, de adquisición y de tránsito, les serán respetados. Estos tratados serán la más bella parte de la constitución; la parte exterior, que es la llave del progreso de estos países llamados a recibir su acrecentamiento de fuera. Para que esta rama del derecho público sea inviolable y duradera, firmad tratados por término indefinido o prolongadísimo. “. Es decir que la inviolabilidad del derecho público se refuerza si el sistema jurídico vigente está sustentado en tratados internacionales.
De tal forma el objetivo estratégico debe ser crear en el ámbito del MERCOSUR un sistema donde los productores, generadores, transportistas, distribuidores y consumidores puedan comprar y vender Energía Eléctrica y Gas libremente, estableciendo para ello condiciones de seguridad jurídica y previsibilidad económica. Existiendo condiciones de confianza las obras de infraestructura necesarias (gasoductos, sistemas de trasmisión, conversoras, etc) serán realizadas por empresas privadas sin costo para el erario público.
Los beneficios de la integración energética del MERCOSUR son inmensos, en una enumeración podemos citar:
1) La República Argentina, es líder en el mundo en el rubro automotores funcionando con GNC con el 36 % del mercado (cuadro N° 6) , lo cual nos coloca en una excelente posición para expandir el sistema al resto del MERCOSUR y exportar tecnología y productos a todo el mundo.
Cuadro N° 6
2) Mientras que en la Argentina el gas representa el 49,7 % de la energía total utilizada en Brasil alcanza sólo al 4,2 %. Esto implica que la posibilidad de expansión del mercado brasilero de gas es inmensa. Ver Key Energy Indicators de Argentina y Brasil .
3) El 91 % de la generación de energía eléctrica en Brasil se realiza mediante centrales hidroeléctricas, mientras que la Argentina tiene una importante base térmica. La interconexión total de los 2 sistemas permitirá reducir fuertemente la necesidad de equipamiento de reserva en previsión de años de baja hidraulicidad en Brasil y ahorrar combustible en Argentina en los años de muchas lluvias.
Existen antecedentes válidos y exitosos de interconexiones energéticas entre los países del MERCOSUR , Chile y el resto de Sudamérica que se detallan en los dos esquemas que se adjuntan, para Gas y Energía Eléctrica .
Pero las posibilidades de integración energética de la Argentina no se agotan en el MERCOSUR y Chile. Los precios de la Energía Eléctrica en EEUU , Canadá y México son respectivamente 55 %, 170 % y 54 % mayores que en Argentina, esto abre la posibilidad de atraer empresas de estos países que utilicen energía en forma intensiva en sus procesos de producción. Ver Key Energy Indicators de Canadá;, Mexico y USA
(valores año 2000)
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Alejandro María Albanese , 26/03/2003 |
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