EL PERONISMO FRENTE AL GOBIERNO DE KIRCHNER .

 

Texto de la exposicion realizada por Jorge Raventos en la reunión mensual de Segundo Centenario que tuvo lugar el pasado martes 6 de abril, en el Hotel Rochester, Esmeralda 546.
Viene de
El gobierno ha venido actuando a lo largo de casi un año en función de su fuerza (o su falta de fuerza) y de su precaria legitimidad de origen. No hay que olvidar que asumió con el 22% de los votos, casi en su mayoría prestados del aparato justicialista bonaerense, y con una representación magra en la Argentina interior , donde su actuación en los comicios fue muy deficitaria. En Córdoba, por ejemplo, salió cuarto.

En el marco de un Partido Justicialista fragmentado y con los mecanismos de legitimación interna destruidos (léase: liquidación del régimen de elección interna, presentación de tres candidaturas separadas) , el gobierno decidió apoyarse en la opinión pública, es decir, en las clases medias urbanas, que de acuerdo a las encuestas le brindaban masivamente s u respaldo.

Desconfiado del peronismo, que no le había dado su respaldo en el país (y quizás más aún del que lo había votado a instancias de Eduardo Duhalde) , el presidente se lanzó a construir una fuerza propia, ajena y hostil al justicialismo, que los diarios definieron como "transversal" y que, en rigor, está conformada por los sectores que se autodenominan "progresistas" , algunos de izquierda y otros de algún paso temporario por el justicialismo en la década del 70.

El discurso de esa política ha estado caracterizado por la confrontación permanente con las Fuerzas Armadas y de seguridad, con sectores empresarios locales e internacionales, sospechados por el oficialismo de haber obtenido ganancias excesivas en la década del 90, con los organismos internacionales de crédito, con la firmas de servicios públicos, etc.

La política de "transversalidad" estableció un divorcio, al principio silencioso y después más sonoro, en relación con el peronismo. Pero las encuestas y su eco en los medios, sumadas a la apatía del peronismo y a la ausencia de oposición, parecieron convencer al oficialismo de que tenía por delante el mejor de los horizontes posibles. Jorge Abelardo Ramos, hablando hace algunos años de los golpes y de los gobiernos militares, estableció una periodización que tal vez puedan aplicarse a otras situaciones como la actual. El consideró que había tres momentos bien diferenciados: "las vísperas, el día después y el día menos pensado". Es probable que, a partir del 24 de marzo y del 1 de abril, el gobierno haya ingresado en este tercer tiempo.

Marzo, ustedes recordarán, estaba destinado en los proyectos oficiales a albergar una etapa de ofensiva pública, que se iniciaba con las sesiones ordinarias del Congreso, seguiría el 11 con un homenaje a la victoria electoral de Héctor Cámpora y culminaría el 24 con la transformación del predio de la ESMA en el Museo de la Memoria reclamado por sus aliados de izquierda.

El primer acto fue un fiasco, el segundo fue irrelevante y el 24 de marzo se convirtió en un boomerang, al llevar el espíritu de confrontación al interior del justicialismo y a un plano donde la opinión pública no parece estar dispuesta a llegar y al poner en juego la disciplina de las Fuerzas Armadas. El Ejército, empezando por sus jóvenes cadetes, difícilmente haya recibido con placer (o con indiferencia siquiera), la imagen de su jefe de Estado Mayor, el jefe que eligió el presidente al comenzar su gestión , trepado a un banquito y descolgando cuadros.

La política de confrontación verbal permanente, entretanto, no mostraba resultados ni en la resolución del default ni en la reinserción internacional , ni en la situación de pobreza e indigencia ni en la inversión . Y, por cierto, no podía exhibirlos en dos campos de extrema sensibilidad de la opinión pública: la inseguridad ciudadana y la perspectiva que, ya es un hecho, de volver a sufrir cortes de energía. En ambos casos, se trata de asuntos verbalizados y postergados en el gobierno, a veces por su política de confrontación y otras por su intención de no perder puntos en las encuestas con titulares negativos en los diarios.

El congreso justicialista de Parque Norte testimonió el grado de divorcio entre el justicialismo y el gobierno . Aquí hay que mencionar el problema del justicialismo, que es el de una situación irresuelta desde el déficit de elección interna ante las ultimas elecciones, es decir, la pérdida de una posibilidad de que el peronismo, que ya se mostraba muy fragmentado, resolviera por una vía legítima (como lo había hecho en aquélla interna entre Menem y Cafiero de 1988) liderazgo, rumbo y candidaturas.

Esa crisis interna se incubaba desde mucho antes , desde el desgaste que empieza a producirse en las elecciones perdidas del 97, desde las dificultades para establecer una continuidad para las reformas del 90 y por las crisis internacionales que el gobierno de Menem debió soportar.

En cualquier caso, el peronismo con el que nos encontramos hoy es un peronismo que aún no ha podido resolver esa crisis , pero que en el congreso de Parque Norte , si bien no pudo decir lo que quiere , pudo decir lo que no quiere. Y así se exhibió el divorcio entre el peronismo y los estilos del gobierno.

Al mismo tiempo, la manifestación convocada por el Sr. Blumberg el 1° de abril, con sus 200.000 personas movilizadas, con centenares de miles de simpatizantes que hoy firman su petitorio en todo el país, demostró que el respaldo de la opinión pública al gobierno había llegado a un límite y se transformaba ahora en emplazamiento a que el gobierno resuelva los temas pendientes.

El gobierno ha llegado a una situación crítica que es fruto de sus propios actos, de elecciones y decisiones. Esa situación crítica, que el análisis podía detectar o vaticinar hace ya algunos meses o semanas, se ha transformado ahora en crisis efectiva, en cuestión de gobernabilidad. Han transcurrido once meses desde el inicio de la actual administración y durante estos meses el gobierno se propuso participar en los medios como protagonista. A partir de la primera semana de abril , podemos decir que el gran protagonista es y será la crisis. Con un a aclaración final: Kirchner lo hizo.
Jorge Raventos , 02/05/2004

 

 

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