UNA NUEVA OPORTUNIDAD HISTÓRICA, BASES PARA UNA ALTERNATIVA POLÍTICA

 

Documento de trabajo elaborado por Jorge Raventos, Pascual Albanese y Jorge Castro
Viene de
8 )LA INSERCIÓN DE LA ARGENTINA EN LA SOCIEDAD MUNDIAL

El escenario internacional de la primera década del siglo XXI está signado por el tránsito desde la globalización económica hacia el surgimiento de una nueva sociedad mundial que, en su actual fase de aparición, presenta el sello inequívoco del arrollador despliegue estadounidense.

La Argentina sólo puede construir poder dentro de esa sociedad mundial. Porque no hay ninguna causa, por justa que sea, que tenga relevancia en términos políticos sin una estructura de poder capaz de sustentarla. Es imposible construir poder al margen de las tendencias básicas de una época histórica determinada. Esta nueva estructura de poder tiene que generarse a través de una activa participación en el proceso de globalización económica, revolución tecnológica e integración política que caracteriza al mundo de hoy.

En un mundo cada vez más integrado, el protagonismo internacional es una condición indispensable para el fortalecimiento de la Nación. Ese protagonismo necesario no puede ser ya un protagonismo aislado y solitario. En esta época, el poder adquiere un carácter eminentemente asociativo. Se construye a través de redes. La reinserción del país en la sociedad mundial requiere forjar un amplísimo tejido de alianzas que impulse la presencia de la Argentina en el escenario internacional.

El eje de esta estrategia es la creación de un polo de poder sudamericano que logre conquistar voz y voto en el escenario mundial. Para ello, hay que promover un replanteo de la relación entre la Argentina y Brasil, encaminado hacia la reformulación el MERCOSUR.

La alianza regional, inspirada en el ABC planteado por Perón en la década del 50, constituyó el logro más importante de la política exterior argentina del siglo XX. Fue la respuesta apropiada, desde el plano regional, a los nuevos desafíos de la globalización. No fue concebido como una muralla proteccionista contra los embates externos. Muy por el contrario, estuvo fundado en la concepción de un "regionalismo abierto". Su objetivo central fue y es edificar una plataforma de lanzamiento común para mejorar la capacidad de inserción de nuestros países en el sistema mundial.

El MERCOSUR necesita convertirse ahora en una alianza política regional. Dicha alianza tiene que asumir una dimensión bioceánica. Por eso, incluye necesariamente a Chile, cuya posición geográfica representa para nuestros países la vía de acceso natural a los gigantescos mercados del Asia Pacífico, empezando por el de China.

En este sentido, el extraordinario esfuerzo de actualización ideológica y adecuación política realizado por el gobierno de Lula y por el Partido de los Trabajadores, otra aleccionadora experiencia de adaptación creadora a las condiciones del mundo globalizado, protagonizada por la principal fuerza de izquierda en América Latina, abre una oportunidad inédita para forjar un entendimiento estratégico entre Brasil y la Argentina.

A partir del giro de Lula, Brasil ha planteado en nuevos y explícitos términos el debate sobre la cuestión del liderazgo regional. Al respecto, Perón utilizaba el concepto de "país monitor", empleado en el sentido de "aquel que enseña el camino". Decía que "para ser país monitor- como sucede con todos los monitores- ha de ser necesario ponerse adelante para que los demás países lo sigan. El problema es llegar cuanto antes a ganar la posición o la colocación y los demás van a seguir aunque no quieran".

Desde esa perspectiva, el liderazgo constituye un rol que nada tiene que ver con la idea de hegemonía. La Argentina, como Brasil, busca el liderazgo regional pero no niega al otro la posibilidad de ejercerlo, cuando las circunstancias lo indican. Rechaza, sí, cualquier pretensión de hegemonía.

En términos políticos, es indispensable forjar, dentro del bloque regional, una concepción estratégica común, que permita establecer acuerdos orientados hacia la negociación del ALCA. Un presidente socialista, como el chileno Ricardo Lagos, fue el primer mandatario sudamericano en suscribir un tratado bilateral de libre comercio con Estados Unidos. No está demás recordar también que un acuerdo con Estados Unidos para el funcionamiento del ALCA no supone excluir la posibilidad de un acuerdo similar con la Unión Europea. De hecho, México, integrado a la economía estadounidense a través del NAFTA, y Chile, que acaba de poner en marcha su tratado bilateral con EE.UU., tienen suscriptos sendos acuerdos de libre comercio con la Unión Europea.

Esta concepción estratégica común implica también la asunción de responsabilidades compartidas en las cuestiones vinculadas con la seguridad regional, hemisférica y global, en particular frente a las nuevas amenazas del el narcotráfico y el terrorismo transnacional. En política internacional, las responsabilidades que se abdican son poder que se pierde. Si los países del MERCOSUR, en particular Brasil y la Argentina, no asumen la responsabilidad que les corresponde en esa materia en el orden regional, ese espacio quedará exclusivamente en manos de Estados Unidos.

Esa reformulación del MERCOSUR, a partir del establecimiento de una sólida alianza política con Brasil, es un requisito fundamental para transformar a nuestros países en protagonistas activos en la búsqueda de nuevas formas de equilibrio dentro del actual sistema de poder de la sociedad mundial, capaces de contrapesar, en los hechos y no simplemente en la retórica ideológica, el avasallante predominio norteamericano, profundizado desde la finalización de la guerra de Irak .

En todo esto, sobresale para la Argentina la necesidad inmediata de cumplir con un presupuesto básico: su inmediata reintegración en el sistema mundial. En términos prácticos, dicha exigencia implica, en primer lugar, salir del "default" más grande de la historia. El actual gobierno tiene la responsabilidad indelegable de hacerlo. Si lo hace, abrirá una nueva instancia para una discusión sobre cómo la Argentina puede aprovechar esta nueva oportunidad. En ese caso, muy probablemente entrará en crisis su relación con la mayoría de los sectores de izquierda que hasta ahora lo acompañan. Mientras ello no ocurra, y la Argentina mantenga su aislamiento externo, estará abriendo, otra vez, las compuertas de la crisis.


Continúa
Jorge Raventos, Pascual Albanese, Jorge Castro , 03/05/2004

 

 

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