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EEUU. se ha convertido en una economía de la información. |
Estados Unidos consume menos energía por unidad de producto . En la región del Sudeste Asiatico, con China a la cabeza, ocurre el fenómeno inverso : su excepcional crecimiento industrial representará el 43 % de la demanda global en 2030 . |
De aquí al 2030 la demanda mundial de energía primaria crecerá 1.7% anual promedio, según el Word Energy Outlook. Esto significa que el incremento de la demanda va a ser igual a 2/3 de la demanda actual.
Mientras que la demanda energética mundial crece 1.7% anual promedio, la de la región del Asia-Pacífico, encabezada por China, lo hace al doble: 3.3% anual. Con este ritmo de crecimiento de la demanda asiática, la demanda mundial se a multiplicar por dos en la próximas dos décadas.
Según la publicación del Consejo Mundial de Energía, los países del sudeste asiático, con China a la cabeza, representan actualmente el 30% de la demanda mundial, alcanzarán el 43% en el 2030, mientras que los 32 países de la OCDE disminuirán su participación desde el 58% actual al 47% en el 2030.
Si la demanda energética de China y el Asia-Pacífico crece el doble que el promedio mundial, la de los Estados Unidos y Canadá aumenta prácticamente la mitad del promedio mundial, 1.0% anual, con tendencia decreciente para los próximos años y décadas.
Por su parte, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en su Global Trends 2015, sostiene que Asia va a liderar la demanda energética mundial, reemplazando a Norteamérica (EEUU y Canadá), como la principal región consumidora y va a ser responsable de más de la mitad del incremento de la demanda energética hasta el 2015. Esto es valido para toda la región, pero fundamentalmente para China. Según el informe, para el 2015 sólo el 10% del petróleo del Golfo Pérsico se va a dirigir a los mercados occidentales y más del 70% va a ser consumido en Asia.
La conclusión que extrae la CIA es que la demanda mundial de energía va a crecer 50% en los próximos 30 años y va a llegar en el 2015 a un consumo de 100 millones de barriles de crudo diarios, comparado con los 81 millones de barriles por día que se consumirán en el 2004.
En los Estados Unidos y Canadá la provisión de energía creció 1.8% anual promedio en el década de los 90, un aumento inferior al del Producto Bruto Interno (PBI), que creció 4% en promedio desde 1993/1995 hasta el año 2000. Esto indica, en términos estructurales, que la región norteamericana (EEUU/Canadá), experimentó una marcada reducción de la intensidad energética, esto es, la proporción de energía por unidad de producto medida en dólares. La razón fundamental de esta menor intensidad energética, combinada con un aumento extraordinario del PBI, es la conversión de los EEUU y Canadá en economías de la información que requieren para producir más cada vez menos insumos energéticos. Este proceso estructural se profundizará, a medida que se complete y profundice el proceso de reconversión de la economía norteamericana en una economía de la información. Por ello, se prevé que la demanda de energía en los Estados Unidos va a crecer 1% como promedio anual hasta el 2010, en la década siguiente 1.1%, y, finalmente, entre el 2020 y el 2030 sólo un 0.8%.
La conclusión que, sobre este punto, extrae el Consejo Mundial de Energía es que el porcentaje del consumo final de energía en la industria norteamericana va a declinar sostenidamente en los próximos 30 años (2000-2030), y va a pasar de 25% al 23%, mientras que se va a incrementar significativamente la proporción del consumo industrial de electricidad, va a ser mas del 50% en el 2030. La propia industria norteamericana se vuelca así, cada vez más, a actividades menos intensivas energéticamente, debido a su conversión en una economía de la información que reclama por unidad de producto menos energía, menos materias primas y menos fuerza de trabajo.
En Asia-Pacífico, con eje en China, sucede el fenómeno inverso. Aumenta la intensidad energética por unidad de producto como consecuencia del despliegue en gran escala de una revolución industrial que tiene como eje a la República Popular y abarca a toda la región, incluida la India.
Este crecimiento excepcional de la demanda reclama gigantescas inversiones para satisfacer la provisión de energía. La estimación del Consejo Mundial es que, sólo en nuevas plantas de generación es preciso invertir en el mundo U$S 4.2 trillones de dólares hasta el 2030 y sólo en china la suma de inversiones en nuevas plantas de generación alcanzará los 800.000 millones de dólares.
Finalmente, los mercados de futuro prevén que el precio de barril de crudo en el largo plazo, 6 años o más, va a ser de 39 dólares, el doble que en la década del 90, cuando el promedio del barril fue de 20 dólares. Esto significa que los incrementos recientes experimentados por el precio del petróleo no responden a factores circunstanciales, sino a una alta y creciente demanda, sobre todo de Asia-Pacífico, y a una limitada y incierta oferta.
En el segundo trimestre de este año el consumo mundial de petróleo fue de 3.7 millones de barriles diarios superior al que proyectara la Agencia Internacional de Energía (IEA) en julio del 2003. La mayor parte de este incremento no previsto, unos 2.2 millones de barriles, se debió a la demanda asiática. En el transcurso de los primeros 7 meses de este año, el PBI de China aumentó más del 10%, y la demanda de crudo se incrementó 18%, lo que implicó un aumento de las importaciones del 45% en período mencionado. En los últimos dos años las importaciones chinas de crudo se han duplicado. El resultado es que la demanda de crudo en el mundo crece a un ritmo muy superior a cualquier otro período desde década del 60. La dimensión energética del proceso de globalización muestra de manera monográfica lo que sucede con la convergencia del salto de productividad de los Estados Unidos, transformado en una economía de la información cada vez menos intensiva energéticamente, que converge con la revolución industrial china-asiática cada vez mas intensiva en materia energética. Estos son los dos rasgos centrales del mundo de las próximas décadas.
* Presidente. Instituto de Planeamiento Estratégico
Publicado en el CRONISTA el 3/11/04
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Jorge Castro , 04/11/2004 |
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