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Significado de la Crisis Financiera Internacional |
Conferencia del entonces Secretario de Planeamiento Estratégico Dr. Jorge Castro en el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales - CARI -, el 15 de julio de 1998 |
Hola, buenas noches, estoy muy honrado de regresar nuevamente al Consejo Argentino de Relaciones Internacionales. Me siento profundamente honrado de poder exponer algunas ideas y cierta información sobre la crisis financiera internacional, sus implicancias y sus consecuencias.
Hay un agravamiento de la crisis financiera internacional en el último mes. La razón de este agravamiento es que la crisis financiera internacional desatada en el Sudeste Asiático desde julio de 1997, con el derrumbe bursátil de Tailandia, que rápidamente se extendió al resto de los países de la región del Sudeste Asiático, salvo China, esta vez (en los últimos treinta días) ha golpeado a la segunda economía del mundo, que es la de Japón, cuyo producto bruto es la mitad del norteamericano. Cuatro trillones de dólares (cada trillón es un millón de millones de dólares, en la terminología estadounidense) es la economía japonesa. Algo más de ocho trillones de dólares es la economía norteamericana.
Lo que ha ocurrido en los últimos treinta días es que ha comenzado con creciente celeridad un proceso de fuga de capitales: se retiraron los capitales de Japón hacia los Estados Unidos, convertido en el país reserva que otorga seguridad en medio de la crisis financiera internacional.
El segundo elemento que lleva a esta agudización de la crisis financiera internacional es que si bien todavía no la ha golpeado, ciertamente amenaza al país que constituye la principal economía del mundo emergente, esto es la República Popular China. China tiene 1.250 millones de habitantes (uno de cada cinco habitantes del planeta es chino) y desde hace dieciocho años crece a una tasa anual promedio acumulativa del 10%. El resultado es que en los últimos diez años ha logrado duplicar el ingreso real per capita de su población. Ha hecho lo mismo que Gran Bretaña durante la Revolución Industrial, sólo que Gran Bretaña durante la Revolución Industrial de 1780 a 1840 tardó sesenta años en duplicar el ingreso real per capita de su población y China lo ha hecho en los últimos diez años.
Ahora, en esta economía que está en el centro de la expansión de la economía de los países del Asia-Pacífico, y que en realidad es el sector fundamental de la expansión de la economía del Asia-Pacífico, que a su vez es el sector que está detrás de la conversión del mundo emergente en la locomotora que arrastra el conjunto de la economía mundial en la década del noventa. El reto que enfrenta China, en la que su comercio exterior es todavía relativamente reducido en relación al producto total, es que el impulso fundamental de su crecimiento viene del aumento de sus exportaciones. Repite China lo que sucedió con los otros países del Sudeste Asiático en la etapa del "Milagro Asiático", que es lo que ocurrió entre la década del sesenta y la década del noventa, en la que un conjunto de países de esta región del mundo crecieron sostenidamente a lo largo de treinta años con una tasa anual promedio del 8,8% anual acumulado, a través de un aumento incesante de las exportaciones industriales orientadas hacia la economía mundial, sobre todo a los Estados Unidos. Esto fue lo que sucedió con los cuatro "Tigres Asiáticos" de la primera oleada: Corea del Sur, Taiwan, Hong Kong, Singapur, que siguieron en este sentido la estrategia de crecimiento de Japón, que también creció en forma verdaderamente milagrosa, a través de un aumento incesante de las exportaciones de tipo industrial. En la medida en que aumentaban el ciclo expansivo también aumentaba el valor agregado de sus exportaciones industriales orientadas fundamentalmente al mercado mundial, esto es, básicamente, al mercado norteamericano.
Lo que sucede en la década del noventa es que en China se repite el mismo fenómeno de los Tigres Asiáticos, sólo que por su dimensión establecen sus propias reglas, las reglas propias en la economía mundial. Porque lo que ha sucedido en la década del noventa es que los Tigres Asiáticos y Japón, pero especialmente los Tigres Asiáticos, han costeado en la década del noventa una pérdida creciente de competitividad de sus exportaciones. Esta pérdida creciente de competitividad de sus exportaciones se ejemplifica muy notoriamente en el caso de Corea del Sur, que es la principal potencia industrial de la región, que ha perdido competitividad en sus exportaciones a lo largo de la década del noventa.
Es esta crisis de competitividad de los Tigres Asiáticos lo que ha planteado la discusión sobre cuáles son las fuentes de crecimiento de las economías del Sudeste Asiático.
Es ahí donde aparece la enorme relevancia de la observación crítica realizada por Paul Krugman que ya había advertido de esta extraordinaria expansión que sucedía en los países del Sudeste Asiático, antes que por un aumento cualitativo de los factores del capital y del trabajo a través de un aumento incesante de la productividad, lo que tenía era básicamente el carácter cuantitativo de aumento de los factores, sobre todo en dos aspectos: la utilización en escala creciente de una fuerza de trabajo abundante y barata, por un lado, y por otro, un uso cada vez más intenso de capital a través de una altísima tasa de retorno. Pero lo que advirtió Paul Krugman era que el mecanismo de crecimiento de los Tigres Asiáticos no se sustentaba en un aumento cualitativo de la productividad, esto es, del aumento de la productividad en los factores de trabajo y de capital, sino que el impulso fundamental era el aumento cuantitativo. Por eso es que Krugman en su momento comparó el crecimiento de los países del Sudeste Asiático con la experiencia del crecimiento soviético, que también - antes de su estancamiento que llevaría a su definitivo agotamiento en la década del 80 y 90 - creció a tasas excepcionalmente altas, sobre todo con la incorporación constante de más unidades productivas a través de un mayor aumento de capital y un aumento incesante de la fuerza de trabajo.
La presencia de la República Popular China, en realidad, por el peso de China en la economía mundial y por las características demográficas de este país, lo que muestra es que la excepción del crecimiento puramente cuantitativo de los países del Sudeste Asiático sobre la base de un aumento incesante de una mano de obra abundante y barata, en el caso de China sigue en pie, mientras que en los otros países ha disminuido. Y la razón por la que sigue en pie, con fuerza, en China, es precisamente por la presencia de exportaciones. Por eso es que la irrupción de China en la economía mundial como gran exportador de productos industriales, que en gran parte es obra de las empresas transnacionales que se han radicado en China en el transcurso de estos años, es una suerte de alianza estratégica entre esas corporaciones transnacionales que crecen en este momento en China, lo que ha significado es que ha colocado a países del Sudeste Asiático ante una doble tenaza que los ha llevado a esta situación de pérdida de competitividad. Por un lado, la presencia china les ha quitado espacio en lo que se refiere a la producción de bienes industriales de bajo nivel de calificación, en donde la abundancia de mano de obra barata establece una diferencia en la ventaja comparativa de excepción. Y, lo otro que se ha comprobado es que los países del Sudeste Asiático tienen dificultades estructurales para aumentar cualitativamente su nivel de productividad y para acercarse a los países del Primer Mundo que innovan y crecen sobre la base del aumento incesante de la productividad a través de la innovación tecnológica.
Esto es, muy probablemente, lo que está atrás de esta pérdida de competitividad de las exportaciones industriales de los países del Sudeste Asiático, salvo China, con el agregado de que la presencia china va descolocando al resto de los países de la región precisamente en su capacidad para penetrar en el mercado norteamericano.
Ahora, esta expansión de la economía mundial que ocurre en el transcurso de la década del noventa ha tenido hasta ahora su principal impulso en términos cuantitativos en el crecimiento de los países en el mundo emergente, y en primer lugar en el Sudeste Asiático. Pero este impulso no es el único y, en términos históricos, es probable que no sea el principal impulso de la globalización.
La globalización de la década del noventa tiene un doble impulso, y esto es lo que permite pensar que estamos ante una onda larga del desarrollo capitalista.
El impulso fundamental de la globalización en la década del noventa es el aumento incesante de la productividad de la economía norteamericana, como resultado de una absorción por la totalidad de su estructura productiva de una revolución tecnológica en el procesamiento de la información que no tiene punto de comparación con ningún otro momento de la historia. Es muy probable que lo que ha ocurrido o lo que está ocurriendo no es que hay una crisis asiática, sino que hay una crisis internacional, no provocada por el agotamiento de la globalización sino por la aceleración de su paso, sobre todo en el sector fundamental de la economía norteamericana.
Aquí con ustedes algunos datos. En el primer cuatrimestre de 1998, la economía norteamericana - con un producto bruto de ocho trillones de dólares - ha crecido a la insólita tasa de 5,4%. En 1997, en el séptimo año del ciclo, la economía norteamericana creció 4,4% del producto. Lo que estamos viendo en los Estados Unidos es que van a ser más de dos años que la experiencia norteamericana de crecimiento económico está desmintiendo la previsión de lo que era la sabiduría común del plan económico con respecto a los ciclos expansivos de la economía norteamericana, que sostenía que una tasa de desocupación que fuera inferior al 6% de la población económicamente activa necesariamente generaba presiones inflacionarias, cuya erupción iba a obligar en algún momento determinado a elevar las tasas de interés y, de esta manera, cerrar el ciclo expansivo. Hace más de dos años que la economía norteamericana tiene un nivel de desocupación ampliamente inferior al 6% de la población económicamente activa. Incluso lo que es probable es que esté ocurriendo en este momento, quizás la semana que viene, es un acontecimiento histórico mayor: el nivel de desocupación de los Estados Unidos, si no es ya, es probable que sea pronto inferior al nivel de desocupación de Japón. El nivel de desocupación de los Estados Unidos en este momento es 4,3% de la población económicamente activa. El nivel de desocupación de Japón, la última información estadística oficial, es de 4,1% de la población económicamente activa. La de los Estados Unidos baja, la de Japón sube. Es muy probable que se crucen o se hayan cruzado ya, en ese punto en que lo que aparece es un mayor nivel de desocupación en Japón que en los Estados Unidos. Es la primera vez que esto ocurre desde la Segunda Guerra Mundial.
Siempre hay una discusión sobre la forma de medir el aumento de la productividad, que es el indicador fundamental de las economías avanzadas, por que es el que determina el grado de absorción y despliegue por la totalidad de la estructura productiva de la revolución tecnológica y del procesamiento de este hecho.
Lo que es inequívoco es que el aumento de la productividad de la producción industrial norteamericana está en el orden del 4 ó 4,5% por tercer año consecutivo. La distinción es relevante porque hay dificultades para medir el momento de la productividad en el sector servicios en la economía norteamericana, y en general en todas las economías avanzadas, por un doble motivo:
* Por que en la economía moderna que se funda en esta revolución tecnológica del procesamiento de la información no hay una diferencia estructural entre la economía de servicios y la economía industrial; al contrario, el aumento de la productividad en la economía industrial está directamente vinculado a su inserción en el mundo de los servicios.
* Por otro lado, por que los indicadores de aumento de la productividad tienden a pensarse y construirse en términos de la economía industrial, esto es, en términos cuantitativos, mientras que la economía y la revolución tecnológica del procesamiento de la información un aspecto fundamental que tiene es que todo aquello que se refiere a la calidad de los servicios tiene por ahora un carácter intangible hasta que aparezca una nueva forma de medición.
Todo indica que lo que está ocurriendo en los Estados Unidos, cuando el nivel de desocupación es de 4,3%, el nivel de inflación es el más bajo de los últimos veinticinco años, el crecimiento se expande en el octavo año del ciclo, es un aumento de la productividad excepcional. Con este agregado: hace tiempo que se sabe que las grandes innovaciones tecnológicas tardan períodos prolongados en aumentar en forma significativa el nivel de productividad. Es lo que les había advertido ya con la historia de lo que sucedió con el motor eléctrico, que apareció como innovación tecnológica en 1880, y que en realidad transformó la estructura productiva y generó un aumento significativo en el nivel de productividad recién hacia 1920.
Lo que ocurre es que vivimos un momento de aceleración histórica que tiene que ver con la brevedad del ciclo de producto, encabezados por la microelectrónica, donde está en el orden de los dieciocho meses o menos. De modo que es muy probable que lo que está ocurriendo es una abreviación del plazo de absorción de la revolución tecnológica y, por lo tanto, del aumento de la productividad. Esta revolución tecnológica hace veinte años que está en marcha, desde la década del setenta. Fue la respuesta de los países avanzados, en primer lugar los Estados Unidos, a la pérdida súbita con que culmina una larga etapa de caída de la rentabilidad de las empresas de la estructura industrial, que se reveló ante la doble presión de los shocks petroleros de 1973-1979, que cuadruplicaron dos veces en una década el precio del petróleo. Este es el insumo fundamental de la etapa industrial. Se pasó del barril de crudo de dos dólares a un barril de treinta y dos dólares, lo que creó una situación de crisis de rentabilidad que obligó a las empresas de países avanzados a buscar y utilizar una tecnología que absorbiera menos energía y utilizara menos fuerza de trabajo y, en general, menos materia prima. Esto fue la tecnología de la microelectrónica y, en general, de la tecnología del procesamiento de información.
Han transcurrido veinte años y los Estados Unidos lo que ha mostrado a partir de 1993 y, sobre todo, en los últimos dos años, es una aceleración en el crecimiento económico sobre la base de un aumento de la productividad que es muy probable que esté vinculado a esta conversión de la innovación tecnológica. Ahora, el aumento de la productividad de la economía norteamericana lo que significa es un aumento de la exigencia de competitividad de sus empresas, que son, en general, las empresas que definen el nivel de competitividad mundial.
Entonces, al acelerarse el proceso de cambio tecnológico también se acentúa la necesidad de aumentar el nivel de competitividad para mantenerse en el mundo de los negocios.
Por eso es que, incluso antes de este agravamiento de la crisis mundial, se ha producido en el mundo un acontecimiento mayor: las grandes empresas transnacionales de las telecomunicaciones y de la informática que se encuentran en su mayor nivel de rentabilidad histórica, al mismo tiempo están todas ellas reduciendo trágicamente su estructura de costos - sobre toda su plantilla de personal - por que hay una agudización de la competencia a escala mundial. Aumenta la rentabilidad y al mismo tiempo buscan permanentemente, esforzadamente disminuir y reducir la estructura de costos. La razón no es por que haya ningún tipo de pérdida de menor rentabilidad sino que se ha exacerbado la competencia a escala mundial.
Ahora, esta mayor exigencia de competencia a escala mundial, al acelerarse el proceso de cambio tecnológico revela en todas partes del mundo los retrasos estructurales de los países y de las regiones frente a este impulso acelerado de la globalización.
¿Cuál es la novedad de la década del noventa? Que esta vez los retrasos estructurales no se manifiestan simplemente en menor crecimiento económico o lo que en términos históricos puede llegar a considerarse una situación de decadencia relativa en los países de una región. Esta vez los retrasos estructurales se manifiestan en un contexto de absoluta globalización de los mercados financieros. Y esta globalización de los mercados financieros, la emergencia de un mercado mundial financiero, que ningún banco central o grupo de bancos centrales regulan, es lo que transforma los retrasos estructurales en crisis de carácter explosivo, en la medida en que el súbito cambio de las expectativas de los inversores financieros internacionales, al descubrir la incapacidad creciente para competir de países o regiones, coinciden con una situación de debilidad estructural del sistema financiero bancario. En ese punto, en ese momento, incluso la segunda economía del mundo, con un nivel de capacidad de innovación tecnológica sólo comparable a Estados Unidos que es Japón, si tiene una pérdida creciente de competitividad sumada a una situación de poseer un sistema financiero que en términos estrictos está quebrado, lo que puede ocurrir es lo que está ocurriendo. Esto es, capitales que se fugan, se retiran del Japón y se dirigen a los Estados Unidos.
Por eso es que ésta no es una crisis regional o una serie de crisis regionales. Ésta es una crisis mundial, es una crisis de carácter global, por que la razón de esto es que el proceso de acumulación se ha convertido también en un fenómeno global: el capitalismo de fin de siglo es un capitalismo global.
¿Qué es lo que significa la acelerada reconversión tecnológica de los Estados Unidos, es decir, el aumento incesante de su productividad? Lo que esto significa es que Estados Unidos se ha convertido en el centro de la inversión y del crédito mundial. Por eso es que hoy la globalización, como fase particular del desarrollo del sistema capitalista mundial, se escribe en clave norteamericana. De la misma manera que la Revolución Industrial entre 1780 y 1840 se escribió en clave británica. Lo que esto significa es que todos los países del mundo se ven obligados, salvo altísimo precio en términos de relevancia o de crisis financiera, a adoptar cada vez más las instituciones económicas norteamericanas, sobre todo en lo que se refiere a la desregulación y a la apertura de los mercados financieros. No por que haya una tendencia a la sinonimia con respecto a la economía norteamericana, sino por que es la condición para participar del proceso de globalización. Esto es, todos los países del mundo tienden a adquirir rasgos norteamericanos si es que quieren aceptar y participar del hecho estructural de la época que es la globalización.
Ahora, ¿qué es hoy los Estados Unidos en términos de la economía mundial? ¿Qué es hoy los Estados Unidos cuando se ha convertido en el país refugio de la economía mundial, cuando los capitales que ante las crisis financieras huyen de los distintos países del mundo se dirigen primordialmente a los Estados Unidos? ¿Cómo se manifiesta esta extraordinaria capacidad de atracción de capitales de los Estados Unidos? Se manifiesta en términos cuantitativos de una manera relativamente simple: la extraordinaria capacidad de atracción de capital de los Estados Unidos en medio de la crisis financiera internacional la mide el nivel de rendimiento de los títulos del Tesoro norteamericano a 30 años. Hoy los títulos del Tesoro norteamericano a treinta años están en su menor nivel histórico, por que el nivel de rendimiento disminuye en la medida en que el flujo de capitales aumenta. Ahora, ¿qué es entonces Estados Unidos en términos de la economía mundial? Es la cabeza del proceso de acumulación a escala mundial en las condiciones de globalización de la economía y revolución tecnológica industrial. Es la avanzada tecnológica del mundo, a tal punto que la revolución tecnológica del procesamiento de la información no sólo tiene un significado y una identidad norteamericana sino que en realidad, en términos estrictos, tiene un significado y una identidad californiana. Por eso es que aparece con tanta importancia el significado de Silicon Valley en término del cambio tecnológico incesante de la economía mundial, el corazón de California.
En tercer lugar, Estados Unidos es la mayor fuente de inversión extranjera directa al mundo, de lejos. Y, en general, es el principal inversor mundial. Luego, Estados Unidos es el principal país huésped o receptor de capitales del mundo, que son precisamente los que buscan invertir en los Estados Unidos y adquirir títulos del Tesoro Norteamericano a 30 años. Por último, los Estados Unidos es el mayor generador de créditos del mundo, a través de su moneda convertida abrumadoramente en la principal divisa mundial y también de sus capitales. Y hay que agregar un elemento de enorme importancia para comprender el significado de la actual crisis: los Estados Unidos pagan el crédito más barato que nadie, salvo Japón. En Japón, las tasas de interés a corto plazo están en el nivel del 0,5% anual, prácticamente en términos reales son de índices negativos. Lo que ocurre es que la economía japonesa está sumergida en una profunda depresión, mientras que la economía norteamericana está en plena fase expansiva.
El hecho de que los Estados Unidos pague el crédito más barato que nadie, se debe a su altísima solvencia que está acentuada este año. ¿Por qué está acentuada este año? Porque este año Estados Unidos ha logrado adelantar el cronograma establecido para eliminar el déficit fiscal. El cronograma preveía, establecido y acordado por el Ejecutivo norteamericano y por el Congreso dominado por los republicanos, que se iba a eliminar el déficit fiscal en los Estados Unidos en el 2012. En 1998 el grado de expansión de la economía norteamericana es tan excepcional que este año, en 1998, los Estados Unidos tienen 50.000 millones de dólares de superavit. Esto es, la solvencia que surge de la economía norteamericana enfrentada en su mayor nivel de productividad, que es la primera del mundo avanzado, este año será acentuada y fortalecida por su situación de superávit tan adelantado.
Ahora, como este es un proceso global, no regional, lo que aparece es que el otro aspecto del aumento incesante de la productividad que es el trasfondo de la globalización, por eso está escrita en clave norteamericana, ha sido el hecho de que en la década del noventa los países emergentes - y en primer lugar los del Sudeste Asiático, sobre todo China - mostraron un nivel de crecimiento económico que es 2 y 3 veces superior al del mundo avanzado.
Por eso es que en el transcurso de la década del 90 ocurrió un punto de inflexión histórica en la historia del capitalismo. El flujo de inversión extranjera directa - que es el indicador fundamental del proceso de transnacionalización productiva, por que es la forma primordial de acción de las empresas transnacionales, salió del campo de la tríada formada por los Estados Unidos, Méjico, Canadá, la Unión Europea y Japón, y comenzó a dirigirse en cantidades cada vez mayores al mundo emergente. El principal país del mundo en términos de mayor recepción de inversión extranjera son los Estados Unidos. Pero el segundo país del mundo que recibe más inversión extranjera directa es un país del mundo emergente, es la República Popular China.
Por eso, lo que ha ocurrido en la década del noventa es que los países del mundo emergente Asia-Pacífico, y también América Latina, han recibido una enorme masa de capitales líquidos, de créditos y, al mismo tiempo, de inversión extranjera directa. Pero como por definición los países del mundo emergente son países que tienen un menor nivel de solvencia relativa porque su nivel de productividad es menor que el del mundo avanzado, pagan más caros los créditos que reciben y, sobre todo, más caro que los Estados Unidos. Es esto lo que genera en este proceso de globalización de la economía mundial una brecha significativa de orden estructural, entre el costo del crédito en los países avanzados, sobre todo en Estados Unidos, y el costo del crédito en los países del mundo emergente. Atrás de esa brecha y por esa brecha se producen las crisis financieras como la actual.
Cuando se producen las crisis financieras como la actual hay una tendencia a pensar la economía mundial en términos animistas. Por eso se habla, incluso con seriedad, lo cual es extraño, de la idea de los golpes especulativos, como si hubiera una intención malévola que dirige el cambio de expectativas del mercado mundial de capitales. En realidad, las crisis financieras surgen cuando sobre la base de esta brecha o este diferencial entre el costo del crédito en el mundo emergente y el costo del crédito en los países avanzados, sobre todo en Estados Unidos, se produce un súbito cambio de expectativas o en todo caso hay un cambio creciente de expectativas que de pronto adquiere el carácter súbito, si ustedes lo prefieren, cuando lo que aparece en discusión es la capacidad del mundo emergente, tanto países como regiones, para pagar sus créditos. Y ese creciente cuestionamiento sobre su capacidad de pago, sobre su solvencia para pagar los créditos que han tomado en forma extraordinaria en el transcurso de la década del noventa está usualmente determinada por la dimensión de su deficit de cuenta corriente. Por eso es que el Fondo Monetario Internacional dice que no se sabe cuál es el deficit de cuenta corriente sustentable en los países del mundo en desarrollo. En todo caso, el deficit de cuenta corriente sustentable de los países del mundo en desarrollo es aquel que los mercados financieros internacionales estiman sustentable, cuando por algún motivo, a través de un proceso más o menos largo, comienzan a modificar sus expectativas en esa capacidad de pago y, por lo tanto, sobre el significado de ese deficit de cuenta corriente. En ese caso, ese súbito cambio de expectativas significa retirada de capital.
Por eso esta crisis financiera internacional no muestra el proceso de agotamiento o el agotamiento del proceso de globalización sino, al contrario, su aceleración. Es un resultado del propio proceso de acumulación global que caracteriza la globalización definitiva. Esto es el resultado del hecho de que son dos las vertientes de la globalización. El cambio tecnológico en los países avanzados, sobre todo los Estados Unidos, manifestado a través de un aumento incesante de la productividad que se ha acelerado en los últimos dos años y, luego, la expansión o el mayor dinamismo expansivo de los países del mundo emergente, convertidos en el transcurso de la década del noventa en la locomotora que arrastró el conjunto de la economía mundial.
En definitiva, lo que está ocurriendo es una demostración de que no hay globalización científica o, dicho de otra manera, que lo que se está demostrando es que el capitalismo es un sistema intrínsecamente inestable (lo que ya había sido advertido por Schumpeter, en la década del 30), que pasa de una fase a otra de sucesivas revoluciones tecnológicas, o de la aceleración de su revolución tecnológica, a través de que crisis y ciclo no son contradictorios, son probablemente una y otro estrictamente vinculadas.
Es la idea schumpeteriana que el proceso por la lógica que impulsa la acumulación capitalista es un proceso de destrucción creadora cuyo impulso tiene carácter tecnológico. Lo que ocurre es que el sistema capitalista no es sólo un proceso de acumulación impulsado por el cambio tecnológico. Es un proceso de acumulación que se manifiesta a través de instituciones. Cuando el proceso de acumulación se acelera por el cambio tecnológico, usualmente entra en contradicción con las instituciones hasta ese momento vigentes; entonces hay crisis.
Pero en la década del 90, especialmente en los últimos años, desde julio de 1997, en el transcurso de esta crisis financiera internacional desatada en el Sudeste Asiático, lo que ha ocurrido es que lo que ha quedado demostrado es que la institución fundamental que caracteriza y determina las condiciones de la crisis son las instituciones de carácter fiscal. Es esto lo que determina las características de la fortaleza o de la debilidad de un país o de una región. En términos históricamente lo más altos posible, lo que está en juego en este momento en la economía globalizada de fin de siglo es si esta fase expansiva de largo plazo de la economía mundial - resultado de esta revolución tecnológica del procesamiento de la información, que está estructurando y reestructurando la economía del mundo y de los países avanzados en primer lugar desde la década del 70 a lo largo de 20 años de dolorosa reestructuración - es si la actual crisis financiera internacional está en condiciones o no de bloquear esta faz expansiva de la globalización. O si, por el contrario, esto que está en marcha es una aceleración de la reconversión de las economías de todos los países del mundo, en primer lugar los del mundo emergente.
Reconversión y aceleración de la reconversión no es otra cosa que la posibilidad de que lo que está en juego sea un aumento cualitativo a escala mundial del nivel de productividad. Esto es, la capacidad de la economía mundial, ya no sólo de la economía global, de las empresas transnacionales - las cincuenta mil empresas transnacionales y sus doscientas setenta mil asociadas-afiliadas que constituyen el corazón o núcleo productivo de la globalización - sino el conjunto de la economía mundial está en condiciones, a través de esta crisis y por ella, a través de este proceso de destrucción creadora de las propias instituciones, de dar un salto cualitativo en materia de aumento en la productividad.
En ese caso lo que hay que tomar en cuenta es que ya esta crisis lo que ha mostrado es que la nueva pauta de productividad que mide el nivel de productividad de todos los países del mundo, en primer lugar los países avanzados, el caso de Europa, pero también de los países del mundo emergente, es el nivel de productividad norteamericana. La globalización como universalización del capitalismo ha establecido como pauta estructurada a la que se refieren todas las demás el nivel de productividad norteamericana. Se acelera este nivel de productividad y todas las demás o se aceleran también o entran en crisis. Y usualmente se aceleran a través de las crisis, sin crisis no hay aceleración del proceso de acumulación y en general de la globalización.
Ahora, ¿por qué no puede ser esto una repetición de la crisis del poder? ¿Por qué no puede ser esto un fenómeno deflacionario de carácter mundial como sucedió en la crisis de la década del treinta, que dio origen a una depresión de alcance mundial y a una intensificación del conflicto, una súbita caída del comercio internacional que agravó los conflictos y las contradicciones del mundo hasta el punto de transformarse en el hecho estructural que llevó a la Segunda Guerra Mundial? Ante todo hay que advertir que el 70 % de la economía mundial en este momento está en plena expansión. Hay que sumarle a la economía norteamericana lo que incluye a Canadá, Méjico, el hecho de que en el último año y medio la Unión Europea ha recuperado su capacidad de crecimiento económico y se ha convertido en el centro de atracción de capitales. En este proceso de reforma del mercado fiscal y monetario para adecuarse y establecer las condiciones para la moneda única que sólo va a entrar en vigencia el primero de enero de 1999, ha creado ya las condiciones que permiten que esa moneda única sea factible y, al mismo tiempo, ha transformado a la economía europea en un centro de dinamismo y atracción de capitales con una envergadura que no tuvo en los años anteriores a la década del noventa.
¿Cómo está colocada la Argentina frente a esta crisis internacional que revela una aceleración del paso de la globalización a impulso de este aumento del nivel de productividad de la economía norteamericana? La Argentina se inserta en la economía mundial no en forma aislada en la década del noventa, lo hace dentro del marco del MerCoSur, esto es, en el proceso de integración regional cuya relación fundamental la establece con Brasil. La característica de esta crisis financiera internacional no es sólo que golpea a Japón, la segunda economía del mundo avanzado y amenaza a China, la primera del mundo emergente, sino que, además, en términos de riesgo sistémico, golpea o amenaza a otras dos economías emergentes de envergadura. A una la acaba de golpear y ha sido salvada, o por lo menos temporariamente, por la intervención internacional, que es Rusia, con este crédito de 22.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional y Japón. Y también amenaza a Brasil. Esto es lo que establece ya no un aumento de la tasa de riesgo país, sino una tasa de riesgo región.
Ahora, la historia de Brasil en todo el proceso de transición a la democracia que comenzó en 1985 es la historia de su gobernabilidad o de su ingobernabilidad. Por que la decisión estratégica de Brasil fundamental fue la apertura de la economía brasileña que tuvo lugar en 1990, por eso es que hay un proceso de integración regional exitoso. Ese tema del proceso regional exitoso que ha habido en América Latina estuvo precedido tanto en Brasil como en la Argentina por la previa apertura de las economías de los países y su incorporación a economía mundial. Si no hubiera habido previamente esta apertura de la economía brasileña o argentina no habría un proceso de integración exitoso, por que este proceso de integración exitoso que es el MerCoSur no es otra cosa que la respuesta política de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay a las condiciones y exigencias de la globalización. Para lo cual previamente decidieron o participaron de ella a través de la apertura de sus economías, resuelta en 1990-1992.
Pero la gobernabilidad brasileña está en relación directa con cuánto poder político hay en Brasil para llevar adelante el proceso de reforma. Y en este sentido lo que hay que advertir es que para la Argentina tiene una extraordinaria importancia en términos de riesgo región los resultados electorales de las elecciones presidenciales de Brasil en el mes de octubre próximo. Por que en definitiva lo que está en juego es una acentuación de la gobernabilidad brasileña que ha aparecido en primer plano a partir del triunfo de las elecciones presidenciales del Presidente Cardozo en octubre de 1994, que lo llevaría a hacerse cargo del gobierno el 1° de Enero de 1995. Y por primera vez esta crisis financiera internacional que golpeó como un anuncio a Brasil en el mes de octubre, al ocasionar la retirada de ocho mil millones de dólares del sistema financiero brasileño, ha encontrado una dimensión de crisis que ha obligado a acelerar el proceso de reforma en Brasil. El Congreso brasileño ha realizado más reformas y está realizando más reformas desde octubre en adelante que las realizadas en fechas anteriores. Y el Presidente Fernando Enrique Cardozo con su Ministro de Hacienda Pedro Malán, como respuesta a la crisis - lo que es incluso una muestra extrema de gobernabilidad, esto es el ejercicio del poder político democrático - pusieron en marcha la reducción del gasto público, aumentaron los impuestos, duplicaron las tasas de interés real, esto es, demostraron que estaban en condiciones y decididos a sumergir al país en la brutal recesión antes que entregar la estabilidad lograda por el Plan Real.
Finalmente lo que aparece es que la Argentina es probablemente, dentro del mundo emergente, uno de los países - sino fuera quizás demasiado presuntuoso pensar que es el país, pero sin duda es uno de los países del mundo emergente que ha demostrado mayor consolidación y fuerza de su razón de Estado. Por que la razón de Estado, esto es la idea de la supervivencia del Estado y la continuidad de la Nación en las condiciones de globalización financiera y de crisis internacional, está en relación directa a la fortaleza fiscal y monetaria y del sistema institucional de bancos y financieras. Lo que sucede entonces es que en 1998 la Argentina tiene un sistema financiero y bancario que probablemente es el más sólido de América Latina. Es la respuesta o la consecuencia de la forma en que la Argentina enfrentó y resolvió la crisis de 1995. Allí se retiraron del sistema financiero argentino aproximadamente 8.000 millones de dólares, el 19 % del total de depósitos, una cifra similar de pérdidas a la que experimentó el sistema financiero norteamericano entre el crack de Wall Street de octubre de 1929 y 1932, en que se hace cargo del gobierno norteamericano Franklin D. Roosevelt. Una pérdida semejante, sin embargo, en Estados Unidos estuvo acompañada por la caída de seis mil bancos y el comienzo de una situación deflacionaria que sería el origen de la gran depresión de la década del treinta. En la Argentina el resultado de la crisis financiera y la respuesta que dio el gobierno en el sentido de reducir el gasto público, aumentar los impuestos, disminuir y recortar los salarios de los empleados de la administración pública, fue una recesión breve, brutal, pero breve. Y luego un aumento probablemente cualitativo de orden estructural de la credibilidad argentina ante los mercados financieros internacionales. Credibilidad cuyo contenido es estrictamente fiscal-monetario y referido a las instituciones del sistema financiero local.
Precisamente por eso, señoras y señores, que en forma muy esquemática y con un valor puramente analítico, lo que puede afirmarse es que la Argentina está en buenas condiciones para enfrentar este agravamiento de la crisis financiera internacional.
Preguntas del Público
- Doctor, por favor, ¿podría usted darnos una breve apreciación de cuál es su idea acerca de los acontecimientos políticos que pueden ocurrir a partir de octubre y que señalara que compartimos y que tienen especial gravitación sobre nuestra economía?
- Mire, salvo subrayar lo que señalé antes en el sentido de la enorme importancia que para la Argentina tiene la gobernabilidad brasileña referido al aumento de la capacidad de transformación de Brasil sobre la base de la utilización de su poder político democrático legítimo, no tengo otra observación, salvo esperar, seguir con atención el tema y los acontecimientos brasileños.
- Doctor Castro, ¿qué consecuencias espera que trae aparejada la visita de Clinton a China?
- Es el encuentro de las dos fuerzas fundamentales de la economía global y en general de los próximos años, de las próximas décadas. Ahí está en juego la razón de poder y la vinculación más importante de la economía mundial y en general de la política mundial. Por lo tanto es algo que afecta a la Argentina, necesariamente. En este sentido la visita ha sido una visita extremadamente exitosa, tiene que ver con la comprensión plena que tiene el liderazgo chino sobre el significado de Estados Unidos en la política y en el poder mundial en donde las fuerzas de los Estados Unidos en el año 98 es difícil caracterizar, inútil de caracterizar como hegemónica, para más bien colocarse como un dato estructural de la estructura del poder internacional. Y precisamente por eso es que Estados Unidos ha dejado de ser en el sentido estricto un país hegemónico para convertirse en un país eje, al que todos los países del mundo se refieren para establecer cuáles es su inserción internacional. Esto lo ha comprendido claramente el liderazgo comunista chino y por eso para el país esta visita ha tenido un significado tan exitoso.
- Vos mencionaste dos veces el riesgo región. Quiero preguntarte, ¿cómo ves la evolución del riesgo región hasta ahora, y cómo lo vinculas en una exigencia de una moneda absolutamente autónoma y en ese marco cuánto y por cuántos años?
- Bueno, esto es tal como lo plantea el Embajador Cisneros, este es probablemente el tema crucial en términos regionales en el sentido de que la forma de enfrentar el aumento de las tasas de riesgo región es a partir de la aceleración de las reformas en lo fiscal y monetario de los países de la región, en un contexto donde las monedas mundiales son cada vez menos. El yen ha perdido súbitamente su significado como moneda mundial frente al dólar que tiene un significado abrumador en la economía mundial. De modo que la discusión sobre moneda única tiende cada vez más a ser la discusión sobre cómo acercarse a las que están, a la moneda única en una determinada región que en el mundo es el dólar. Lo que está atrás de la conversión de Europa en este proceso exitoso de creación de la moneda única es el hecho de que Europa posee una moneda única que es el marco alemán. Por eso es que en definitiva lo que hay es una convergencia de los países de la región atrás de la moneda única de la región que es la moneda mundial de Europa en la economía mundial, que es el marco alemán. Y la moneda mundial de los países de América Latina y entre ellos los de América del Sur es claramente el dólar. Situación que se ha visto acentuada y aclarada por el agravamiento de la crisis financiera internacional. Como la razón de Estado de la década del noventa y, sobre todo en las condiciones de crisis financiera internacional, es la aceleración de las reformas en el plano fiscal y monetario, esto le otorga una enorme importancia a la propuesta argentina a los países de la región del MerCoSur de avanzar en el camino de creación de una moneda única, esto es, de realizar urgentemente las reformas fiscales y monetarias que tornen posible semejante aspiración.
- Sr. Castro, en el planteo que usted hace me gustaría un comentario respecto a si a la Argentina le conviene profundizar su relación con Estados Unidos a través del ALCA como claramente lo propone la Secretaría de Estado, o mantenerse en una posición de flexibilidad dentro del MerCoSur con sus relaciones con Europa y las futuras con el APEC.
- Mire, yo diría que conviene aproximarse a este problema de la creación de la zona de libre comercio hemisférica en el ALCA haciendo un esfuerzo por escapar al lugar común en el sentido de que el indicador fundamental establece la inserción de los distintos países de regiones con el hecho estructural de la globalización en su capacidad para traer inversiones extranjeras directas, y las características, condiciones y fuentes de esa inversión extranjera directa. Por el hecho de que es de esta manera como se inserta en el hecho estructural de la globalización como transnacionalización productiva. Piensen ustedes que el ciclo de crecimiento, las fases de crecimiento de la economía mundial son: la economía mundial creció, a partir del 93 casi un 4%; el comercio internacional creció el 8%; las inversiones directas crecieron un 25%. Si ustedes lo ven cambiando el orden, comenzando por el final, es esto último lo que decide el conjunto. Esto último es la inversión extranjera directa, que es la forma primordial de acción de las empresas transnacionales. Estas 40.000 empresas transnacionales con sus 270.000 asociadas y afiliadas que son los agentes de la globalización como hecho estructural en términos productivos. Y entonces lo que aparece es que el país del mundo en términos individuales que recibió más inversión extranjera directa después de Estados Unidos fue Brasil. Que en términos proporcionales a su población de 34, quizás 35 millones de habitantes y a su producto bruto interno medido en términos de capacidad de compra doméstica de 320.000 millones de dólares, la Argentina fue el país del mundo que atrajo más inversión extranjera directa, y el 45% de esa inversión extranjera directa es norteamericana. En otros términos, el proceso de integración productiva va mucho más adelante que las negociaciones internacionales, y es esto probablemente lo que permita esclarecer cuál es sentido de los acontecimientos en perspectiva.
- Sr. Castro, ¿qué experiencia vio usted en la permanencia en China en cuanto a su vida política y en cuanto a lo económico, cuánto tiempo puede persistir la conducción política centralizada a través de Partido Comunista con la libertad productiva y cuánto tiempo puede China demorar en volver a exportar su estructura política?
- Bueno, la condición de la expansión de la economía china, que es el dato más importante de la economía del mundo emergente en la década del 90, es el hecho excepcional de un país de 1.250 millones de habitantes que hace diecisiete años crece al 10% anual acumulativo. La condición de esto es el hecho de que en China hay un poder político estable. Si no hubiera un poder político estable, como sucedió en la mayor parte de la historia china, en China en vez de crecer al 10% anual acumulativo, habría un decrecimiento y caos. Ese poder político estable es el establecido por el Partido Comunista Chino. Es un Partido Comunista que desde 1979 hizo una Segunda Revolución, una Revolución desde arriba, bajo el liderazgo de Deng Xiao Ping, quien a través del control centralizado del aparato político del Estado volcó al país a la economía mundial capitalista. Volcó a China al capitalismo. El límite entre lo posible y lo imposible es de carácter práctico, no teórico. Nadie sabe de antemano dónde termina lo posible y dónde comienza lo imposible. Lo único que se puede saber y explorar es dónde avanza el terreno de lo posible a través de los acontecimientos. Y lo que aparece entonces es que muy probablemente este extraordinario flujo de inversión extranjera directa que recibe China en el orden de los 40.000 millones de dólares en 1997, ante todo sería cómo expresa la reconciliación del pueblo chino consigo mismo. Por que más del 80% de esta gigantesca masa de inversión extranjera directa que recibe China es de fuente china, proviene de la burguesía china del Asia- Pacífico, que es probablemente en términos individuales la principal fuente de acumulación del mundo del desarrollo, que se ha volcado a invertir en la República Popular China y ha establecido acuerdos para limitar el costo de las transacciones y por lo tanto para asegurar el cumplimiento de los contratos con las autoridades provinciales e incluso también las comunales del régimen comunista chino. De modo que lo que está experimentando la República Popular China es un gigantesco proceso de descentralización, mientras que intenta crear instituciones económicas de acuerdo al sistema capitalista y al mismo tiempo mantener el centralismo burocrático de carácter leninista que es su razón de ser. Todo esto al mismo tiempo. La cuadratura del círculo es imposible en términos geométricos. La historia ha demostrado que Argentina dice que puede haber durante mucho tiempo cuadratura del círculo.
- Esta pregunta tiene una perspectiva jurídica y me preocupa este tema en el cual estamos inmersos en el MerCoSur. La idea es: Brasil con el Tratado de Asunción, el Tratado del MerCoSur está llevando hoy en día lo económico a un punto grave de inseguridad jurídica ¿Qué importancia se le da a este fenómeno?
- Mire, yo coloco el eje del proceso de integración en Brasil y a su vez el eje de los acontecimientos brasileños en su gobernabilidad. Y analizo la gobernabilidad brasileña teniendo en cuenta una doble característica. El régimen federal brasileño es lo más parecido a una confederación que existe en todos los regímenes federales del mundo entero, en primer lugar. En segundo lugar, es un sistema político con partidos extremadamente débiles, de modo que hay una dificultad estructural para establecer un sistema de coalición sobre la base de un consenso de carácter sostenido. Y en tercer lugar, es un país extremadamente limitado en lo que se refiere a niveles de desarrollo, niveles de productividad en términos regionales. Por eso es que no hay ejercicio probablemente más complicado y más importante que gobernar un país de estas condiciones. De ahí la extraordinaria importancia que tiene para la Argentina seguir de cerca las condiciones en que se manifiesta la gobernabilidad brasileña, que a su vez decide el destino del MerCoSur y el destino de Brasil, en términos de la transformación que el país ha experimentado desde octubre de 1994 con el triunfo del Presidente Cardozo y estas próximas elecciones presidenciales del 3 de octubre. Le diría que en este contexto y pensando en términos de gobernabilidad que si el poder político existe, capaz y suficiente como para acelerar el proceso de reforma es esto lo que va a determinar la previsibilidad o imprevisibilidad del proceso de integración regional incluido el régimen jurídico.
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Jorge Castro , 15/07/1998 |
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