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La nueva doctrina del Pentágono La Larga Guerra aún no tiene ganador |
El Pentágono publicó el 3 de febrero su tercera revisión Cuadrianual de Defensa (Quadrennial Defence Review 2006 - QDR). Se publica en el quinto año de conflicto entre EEUU y las redes fundamentalistas islámicas que le ocasionaron 3000 muertos en Washington y Nueva York. Tres días más tarde, el presidente George W. Bush presentó al Congreso su presupuesto para el año fiscal 2007. Incluye un significativo incremento en los gastos en defensa de más del 7%. |
El nuevo ejercicio fiscal lleva estos gastos a 439.3 billones de dólares; es 45% superior al presupuesto del 2001, el último antes de los ataques del 11/9. Representa, sin embargo, menos del 5% del PBI de Estados Unidos; un porcentaje relativamente reducido frente al 10% de la Guerra de Vietnam, el 15% del conflicto en Corea, y el 35% de la Segunda Guerra Mundial.
Estados Unidos gasta así en defensa más que los 20 países que lo siguen en orden de importancia sumados, y representa el 45% del total del gasto de defensa mundial. El Pentágono prevé reclamar al Congreso recursos suplementarios por 120 billones de dólares en el transcurso del 2006, destinados, fundamentalmente, al entrenamiento de fuerzas militares iraquíes y afganas. Es más de dos veces el presupuesto de defensa del Reino Unido, que sigue a EEUU en orden de importancia a escala mundial.
Dos son las premisas fundamentales del QDR 2006. La primera es la afirmación de la supremacía mundial de los EEUU en el terreno estratégico militar. Este es el núcleo de la “National Security Strategy” (NSS - septiembre del 2002), y ha sido subrayado por Bush en su reciente mensaje sobre el “Estado de la Unión”.
La segunda es una nueva caracterización del conflicto en marcha. En vez de una “guerra contra el terror”, como se anunció inmediatamente después del 11/9, se trata ahora de una “larga guerra global”. Esta “larga guerra” se disputa en el mundo entero, considerado campo de batalla potencial de EEUU y su adversario.
Los actores de esta guerra son, primordialmente, las fuerzas militares de EEUU desplegadas en 130 países. Al Qaeda, a su vez, actúa en 66 países.
El QDR 2006 estima que EEUU está en guerra desde el 2001, en un conflicto cualitativamente diferente de las guerras del pasado. El enemigo que enfrenta ahora no es una Nación-Estado, sino una serie dispersa de redes no estatales; y la acción puede tener lugar en continentes, o incluso en países, con los que EEUU no está en guerra.
Esta guerra global no puede ser ganada por fuerzas militares, ni siquiera principalmente por ellas. Es una guerra esencialmente política, como todas, que se resuelve en el campo del poder, lo que hoy significa consenso, opinión pública mundial, medios de comunicación. También es una guerra que puede durar muchos años, incluso décadas.
QDR cree, finalmente, que EEUU enfrenta hoy un peligro nuclear mayor que durante la Guerra Fría. Allí tenía enfrente sólo a la URSS, y la cuestión era disuadirla. Hoy existe un número creciente de regimenes hostiles y de grupos terroristas no estatales que buscan adquirir y usar armas de destrucción masivas, frente a los que no funciona la disuasión. Esta vez, las armas nucleares dejaron de ser armas de no-uso, como lo fueron durante la Guerra Fría, y pueden ser utilizadas.
La “larga guerra” se confunde estratégicamente con una era de incertidumbre e imprevisibilidad, donde lo único seguro son las crisis y en las que las únicas cosas que suceden inexorablemente son las que no se prevén. “No sabemos como nuestras fuerzas militares serán usadas en el futuro, pero si sabemos, con una alta probabilidad, que en los próximos 10 años las fuerzas armadas de los EEUU serán empleadas en alguna parte del mundo donde todavía nunca fueron utilizadas,” sostiene el Pentágono. En este cuadro, los desafíos irregulares se transforman en regla y los convencionales en excepción.
Queda también abierta la posibilidad de enfrentar desafíos catastróficos, sobre todo en el territorio de EEUU. Por eso se creó en 2002 un nuevo comando de combate (US-Northern Command), cuya responsabilidad es la defensa del territorio estadounidense, lo que implica la revisión de la Ley de 1874 (Posse Commitatus) que prohibía al ejército norteamericano la intervención en asuntos domésticos.
Implícitamente, QDR 2006 participa de la estimación realizada por el Senado de los EEUU que prevé, con una posibilidad de 70% y en un plazo de 10 años, que EEUU sufra ataques catastróficos con armas de destrucción masivas, nucleares, químicas y bactereológicas.
QDR propone, para enfrentar esta larga guerra global y asimétrica, incrementar las fuerzas de operaciones especiales 15%, hasta llevarlas a un total de 52.000 hombres (la mitad del ejército británico); y luego convertir al conjunto del ejército en una fuerza expedicionaria, capaz de desplegarse con rapidez y eficacia a cualquier punto del planeta en un plazo de no más de 76 horas.
La “larga guerra” está en marcha y aún pendiente de resolución: ¿puede perder EEUU la guerra? Sí; no se trata de que Al-Qaeda ocupe Washington, sino de que EEUU se retire de Irak.
Publicado en el Diario PERFIL el 19/2/06 |
Jorge Castro , 20/02/2006 |
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