Tras la Cumbre de Córdoba
De Mercosur a Mercobabel.

 


A partir de la reciente Cumbre de Presidentes en Córdoba, el Mercosur no solo tiene un nuevo miembro: también tiene un nuevo rumbo, político por encima que económico y comercial. Lo que sigue e un desarrollo ampliado del artículo “Un circo de Tres Pistas” publicado por Andrés Cisneros en Ámbito Financiero este lunes 24 de julio.
Por la espectral Comunidad Sudamericana de Naciones, se trata de confundir a la gente con el número, haciéndole creer que amucharse es lo mismo que integrarse. Incluso mejor, fierita.

La recordada consigna de “Ante los problemas del Mercosur, la solución es más Mercosur” expresaba la dirección correcta: ahondar el esfuerzo, ir hacia abajo, a las raíces, fortaleciendo los fundamentos del proyecto integrador. El circo y el ruido de estos últimos días no corresponden solo a la inevitable sonoridad del carácter caribeño: apenas encubre que estamos distrayendo a la gente amontonando nuevos socios para ocultar que no avanzamos nada. Ya se habla de Méjico, de la propia Cuba, en un casting tan vertiginoso como esquizofrénico. El principal proyecto de política exterior que ha tenido la Argentina en toda su historia bastardeado por una política exterior de estudiantina. La máquina del Tiempo que en todo nos ha regresado a la década de los Setenta pareciera que, en este tema, nos hizo aterrizar en el medio de una delirante asamblea universitaria.

El Mercosur histórico, el que construimos con tanto esfuerzo, suponía un emprendimiento común para juntar fuerzas que nos permitieran desarrollar suficiente competitividad para salir al mundo y penetrar en sus mercados. En la contra-Cumbre de Mar del Plata, cuando Chávez nos convocó, literalmente, “a conseguirnos una pala para enterrar al capitalismo y así que florezca el socialismo”, señalaba claramente un rumbo completamente distinto, contrario al Mercosur, con destino de aislamiento, no de integración. Coherente, en estos momentos Chávez se encuentra en camino a Corea del Norte, único vergel –aparte de Cuba- donde ha “florecido” un proyecto marxista.

Único gobierno cuyos funcionarios organizaron, al mismo tiempo, la Cumbre y su propia contra-Cumbre, esta administración ya había comenzado a banalizar sus salidas al mundo con la tanga de Evangelina Carrozo. Para después perder trece a cero, claro. La semana pasada, en Córdoba, las imágenes de la Cumbre de los Pueblos que la televisión distribuyó al mundo recordaban inevitablemente a un montaje de Show Match. Si no se tratara de un caso dramático, el que-sí que-no de la entrega de cartitas por el caso Hilda Molina terminaron envolviendo a dos Jefes de Estado en un faux pas de zarzuela.

Un silencioso y circunspecto Lula pasó por la Cumbre de Córdoba con un bajo perfil inusual en los mandatarios brasileños. En la cumbre anterior, la de Mar del Plata, también se retiró enseguida, para encontrarse, doce horas después, en la propia Brasilia con George Bush y ajustar los tantos. En Itamaraty son muy nacionalistas, pero no comen vidrio.

Chile, Colombia y Ecuador ya tienen o están por cerrar su propio tratado de libre comercio con Estados Unidos. De hecho, veintinueve países de América latina ya lo hicieron, excepto Venezuela y el Mercosur. Y ya van por acuerdos semejantes con China, India y la Unión Europea. Ojalá consigamos nosotros lo mismo a través del 4+1, pero con estos nuevos dirigentes, corremos serio peligro de que Paraguay y Uruguay sigan su propio camino y que Brasil, harto, termine arreglando directamente, restando para nosotros el firmar poco más que un mero contrato de adhesión. Claro que nos quedaría Chávez que, en su condición privilegiada de proveedor estratégico de petróleo a Estados Unidos, siempre podrá tenernos el saco mientras nosotros nos quedamos pegados (pero eso si, combativos), para trompear, nosotros solos, al imperialismo apátrida. Chévere.
Andrés Cisneros , 06/08/2006

 

 

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