A 30 años de la muerte del líder chino
La Larga Marcha de Mao

 


Mao Tse Tung, presidente de la Republica Popular China, muere el 9 de diciembre de 1976, en Beijing. Tiene 83 años. Nació en la Provincia de Hunan el 26 de diciembre de 1893. Un mes después de su desaparición, la división del Ejército Rojo encargada de la custodia presidencial, por orden del Comité Central del Partido Comunista, liderado por Deng Xiao Ping, detiene a la “Banda de los Cuatro”, incluida la viuda de Mao (Jiang Qing). Así concluyó, forzadamente, la Revolución Cultural que había devastado China en los 10 años previos.
La Revolución Cultural produjo estragos en la sociedad china. Prácticamente la totalidad de las estructuras del Estado y del Partido fueron cuestionadas hasta el extremo de la disolución por los Guardias Rojos de la Revolución Cultural. La actividad económica del país se paralizó en gran parte y cesaron, casi por completo, los vínculos internacionales de la Republica Popular.

Más del 80% de las autoridades locales y provinciales fueron depuradas, y desaparecieron de la vida pública, y muchas veces también de la privada. Las autoridades centrales del partido experimentaron un castigo algo menor: entre el 60 y el 70% de los miembros del comité central fueron expulsados. Quedaron sólo 9 de los 23 miembros del Politburó, y mantuvieron sólo 54 de los 167 miembros del Comité Central. Tres millones de funcionarios y cuadros del partido debieron realizar “cursos de reeducación”, combinados con trabajos forzados en el campo o en las ciudades. Medio millón de ellos, o más, murieron.

La Revolución Cultural fue un instrumento de Mao para reconquistar el poder, que había perdido frente al establishment del partido y del Estado, tras el fracaso estruendoso de su política del “Gran Salto Adelante” en 1956.

Quienes ejercían el poder en el periodo post “Gran Salto Adelante” eran básicamente tres grandes figuras: Chou En-lai, Liu Shao-chi, y Deng Xiao Ping. Chou es el otro gran líder de la revolución china, el alter ego de Mao; Liu Shao-chi es el presidente de la republica y el principal teórico del partido; y Deng Xiao Ping es el secretario general del Comité Central y el comisario político de la Larga Marcha.

Max Weber dice que “la historia del Siglo XX es el conflicto entre el carisma y la burocracia”.

En su lucha por reconquistar el poder Mao utilizó tres aliados. Ante todo el Ejército Rojo, que era para Mao un ejemplo de capacidad técnica y voluntad revolucionaria. Luego, un grupo de intelectuales radicales, muchos de ellos ajenos al partido, que sirvieron como impulsores de la gran movilización, dirigidos por su propia mujer, Jiang Qing. Por último, una enorme masa de estudiantes, ampliamente insatisfechos y propensos a la acción. Serían los Guardias Rojos, que ascenderían a más de 13 millones en el momento culminante de la “Revolución Cultural”.

La actividad económica cayó 15% en el primer año de la Revolución Cultural, y se hundió 6% el año siguiente. Más de cinco millones de guardias rojos fueron trasladados al campo para realizar tareas agrícolas. En su éxodo arrastraron a gran parte de los cuadros “purgados” del partido y del Estado, para que se reeducaran con el pico y la pala.

Ávidos de demostrar su espíritu revolucionario, los guardias rojos se embarcaron en una campaña de destrucción de obras de arte, libros, templos y edificios “antiguos”. La Larga Marcha (octubre de 1934/octubre de 1935) es la divisoria de aguas de la vida política de Mao. Es más importante en la historia de Mao y del partido que la proclamación de la Republica Popular el 1° de octubre de 1949.

La Larga Marcha es una gigantesca retirada, tras los descalabros experimentados por el partido y el Ejercito Rojo desde 1927. Los que se ponen en marcha en octubre de 1934 son 90.000 hombres del Ejército y del partido. Solo uno de cada diez sobrevivirá al llegar al nordeste y reagruparse en las cuevas de Yenan el 27 de octubre de 1935. Allí quedan sólo 7.000 hombres. Las columnas marcharon 248 días, a un promedio de 25 kilómetros diarios; cruzaron 18 cordilleras y 24 ríos en 11 provincias. Enfrentaron en el camino cinco operaciones de aniquilamiento por las fuerzas del Kuomitang. En total, recorrieron y combatieron más de 9.000 kilómetros, dos veces el ancho de los EEUU.

A mitad de camino, entre el 6 y 8 de enero de 1935, y con sólo 30.000 hombres de los 90.000 iniciales, se realizó en Tsunyi una conferencia de los mandos superiores políticos y militares. Mao asumió allí, definitivamente, el liderazgo del Partido Comunista y del Ejército Rojo; y lo hizo tras enfrentar a la facción subordinada a Moscú. Es su primer enfrentamiento con la Unión Soviética, y no sería el último. Tras asumir el mando, su decisión estratégica fue orientar las columnas hacia el noreste, para enfrentar a las fuerzas japonesas que invadían el país desde Manchuria. Su objetivo era convertir la guerra civil en guerra de liberación nacional, y transformar al Partido Comunista en una fuerza nacional.

El 4 de mayo de 1919, 5.000 jóvenes intelectuales manifiestan en Beijing su rechazo a las potencias occidentales, reunidas en Versalles, que han entregado las posesiones alemanas en la provincia de Shantung a Japón, en vez de devolverlas a China. Dentro del mes, son 100.000 los jóvenes chinos que se van a manifestar en 16 de las 21 provincias de entonces, en rechazo a las potencias triunfantes en la Primera Guerra Mundial.

En ese momento China está totalmente aislada; sus reclamos nacionales cuentan con el respaldo de sólo un país en el mundo: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el reciente poder soviético establecido por Lenin en 1917. Por eso el nacionalismo chino, en todas sus vertientes, va a ser raigalmente prosoviético. Deng Xiao Ping, tras haber aplastado la “Gran Revolución Proletaria” en 1978, va a realizar la revolución dentro de la revolución. El contenido fundamental de la Revolución, para Mao, es la reafirmación de la nación China, y el principal actor revolucionario es el campesinado.

Para Deng es lo mismo, pero en las condiciones de su época (1978), en las que emerge la globalización y el capitalismo muestra éxitos rotundos en las fronteras del país (son los “Cuatro Pequeños Dragones”: Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur).

Mao le dice a Richard Nixon en Beijing (1972): “yo voté por usted en la ultima elección; la gente dice que ustedes son de derecha, que el partido republicano lo es; quiero decirle que me siento feliz cuando gente como ustedes llega al poder.” El peligro mayor para Mao, en ese momento, era el “expansionismo soviético”. Las prioridades geopolíticas y estratégicas no las establecía la ideología, sino las amenazas.

Al despedirse, Nixon elogia la figura histórica de Mao: “sus escritos –le dice- han movilizado a una nación y cambiado el mundo”; la respuesta de Mao fue: “no he cambiado casi nada; sólo he logrado modificar algunos lugares en las proximidades de Beijing”.
Jorge Castro , 11/09/2006

 

 

Inicio Arriba