Energía: Una debilidad estratégica

 


En los últimos días han ocurrido en Argentina problemas de abastecimiento de energía, que no pueden ser considerados como temas aislados, sino que son el producto de la sistemática falta de inversión que ha experimentado el sector en los últimos años.
Recientemente la Secretaría de Energía informó que la Compañía Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista (CAMMESA) no está en condiciones de asegurar la provisión del fluido eléctrico para cubrir el incremento de la demanda que experimenten los grandes usuarios a partir de noviembre, advirtiéndoles que cada uno debe conseguir la energía como pueda.
Simultáneamente, el Ministro de Planificación Federal Julio de Vido, pidió "el uso racional de la energía eléctrica”, existiendo planes oficiales para forzar a la industria para que baje su consumo o se implementen cambios en los horarios de producción para que la demanda no coincida con los picos de uso doméstico.
Simultáneamente existen restricciones al uso del gas natural en la industria que han provocado que algunas empresas hayan debido reemplazarlo con combustibles líquidos. Las centrales eléctricas, ante la falta de abastecimiento de gas, deben utilizar fuel oil para funcionar. En el 2005 se importaron con ese motivo U$S 300.000.000 de fuel oil y este año se prevé importar más. Debido a los altos precios del petróleo la energía eléctrica generada con combustibles líquidos tiene un precio exorbitante, por lo que su mayor costo no está siendo pagado por quién la consume sino por toda la sociedad. El estancamiento de la producción de gas obliga a importar fluido de Bolivia al triple del precio que reciben los productores argentinos. Este mayor costo del gas provocó incluso conflictos internacionales con Chile, destino final de parte del gas importado. La falta de seguridad en el abastecimiento afecta también a la industria del GNC, donde hace poco más de dos años se instalaban 20 mil equipos por mes, en la actualidad las conversiones no superan las 5 mil

Desde hace meses existen serios problemas con el abastecimiento de gasoil, en distintas regiones de nuestro país, que se han agravado en las últimas semanas. La falta de combustible amenaza con retrasar el comienzo de la siembra, y se ha denunciado el cobro generalizado de sobreprecios. La escasez de combustible ya se advierte también en las grandes ciudades, donde empresas de transporte público de pasajeros están advirtiendo que, si no se solucionan rápidamente, deberán reducir frecuencias.

La Presidenta de la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (Fecra), Rosario Sica, señaló que muchas estaciones carecen de gasoil días enteros.

En Mendoza la mayoría de las estaciones de servicio otorgan cupos que van desde 150 y 300 litros para los camiones hasta 50 litros para los vehículos de carga liviana. En estaciones céntricas, a los particulares se le vende sólo 18 litros.

Las expendedoras integradas a la cadena de alguna petrolera como Shell, YPF, Petrobrás y Esso reciben una cantidad limitada del combustible, y las estaciones denominadas de “bandera blanca”, directamente no reciben. Algunas estaciones subieron el precio del gasoil a $ 1,70 y $ 1,90; mientras que el común de las bocas lo provee a $ 1,59.

Hace muchos años que en Argentina no se construye una central hidroeléctrica, desaprovechando el enorme potencial energético de sus ríos. Existen numerosos proyectos de centrales hidroeléctricas capaces de producir energía a un costo muy inferior a la obtenida con combustible importado.

La última gran central térmica que entró en servicio fue la de AES Paraná, que aportó 845 MW a la red nacional a fines del 2001.

La construcción de la Central Nuclear Atucha II está paralizada desde 1994.

En realidad hasta mediados de 2008 no se prevé la entrada en servicio de ninguna central nueva que pueda cubrir el incremento del consumo que es del 8% anual.

El último récord de demanda de potencia registrado el 31 de julio alcanzó a 17.395 MW y quedó muy cerca del límite técnico que es capaz de cubrir el sistema de generación.

En la Argentina la producción de petróleo cayó 19% entre 1998 y 2005, y las reservas resultan inferiores a 10 años de consumo. De continuar esta tendencia, la Argentina se convertirá en importadora neta y creciente de petróleo a partir del 2008.

Además, en 2005, cayó la producción de gas natural el 1,4% respecto del año anterior y se redujo el horizonte de reservas desde más de 30 a 13,50 años. Todo esto ocurre mientras vastas partes del territorio, que cuentan con cuencas sedimentarias aptas para albergar hidrocarburos, no han sido todavía exploradas.

El gobierno Argentino resolvió, tras de la devaluación del 2002, congelar los precios de la energía, cuando el país era exportador neto de crudo, gas, energía eléctrica, gas oil y fuel oil.

Desde ese momento las inversiones de las empresas privadas en el sector se redujeron bruscamente por falta de rentabilidad. Además los bajos precios potenciaron el consumo, generando un boom en la venta de aparatos de aire acondicionado.

Estos hechos provocaron que nuestro país pasara de exportador a importador de gas, energía eléctrica, fuel oil y gas oil en el transcurso de solo 4 años.

A fin de mantener bajos los precios internos, el gobierno se vio obligado a reconocer a algunas empresas el mayor costo del combustible importado y a realizar inversiones que por falta de rentabilidad no ejecuta el sector privado.

El precio record alcanzado en el mercado internacional por el crudo en los últimos meses provoca que la diferencia de precios entre el mercado interno y el internacional sea cada vez mayor y, al negarse el Estado en asumirlo, se produce desabastecimiento.

El Estado está obligado a procurar que la población tenga acceso a la energía a un precio razonable, asimismo debe alentar a las empresas del sector para que, luego de abastecer el mercado interno, retomen y potencien las operaciones de exportación que aportan miles de millones de dólares al país. Para ello puede usar varias herramientas, que incluyen tarifas, alicientes impositivos, seguridad jurídica, subsidios, gestión de créditos internacionales, inversiones propias, etc. De esta forma se trata de encontrar un equilibrio entre la rentabilidad empresaria, las tarifas y el costo fiscal que permita reactivar rápidamente la producción energética en Argentina. Este equilibrio está quebrado en la actualidad, y su ausencia representanta una debilidad estratégica fundamental de muy alto costo para el futuro para el país.

Publicado en EL TRIBUNO de Salta el 17/9/06
Alejandro Albanese , 18/09/2006

 

 

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