ARGENTINA: UN CICLO POLÍTICAMENTE AGOTADO.

 


Texto completo de las exposiciones realizadas por Jorge Castro y Pascual Albanese en la reunión del centro de reflexión para la acción política Segundo Centenario realizada el pasado martes 6 de septiembre en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES).
JORGE CASTRO

Pareciera que se ha agotado un ciclo político en el mundo. Algo parece haber terminado y, como corresponde siempre a estos puntos de inflexión histórica, no está claro qué surge en su lugar. Pero hay varios elementos que avalan esta sospecha de que un ciclo histórico-político mundial ha terminado son los siguientes. El comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano ha preparado un informe sobre los riesgos que experimenta Estados Unidos en relación a un ataque terrorista Es el resultado del trabajo de 75 expertos de los principales centros de investigaciones norteamericanos y mundiales y de una serie de entrevistas cuidadosas con los responsables de la totalidad del sistema de defensa e inteligencia norteamericano. La conclusión de este informe, que se ha dado a conocer este año, es que existe un 70% de posibilidades de que Estados Unidos sufra un ataque terrorista con armas de destrucción masiva, bacteriológicas, químicas o nucleares dentro de los próximos 10 años y que existe también un 50% de posibilidades de que ese ataque con esas características tenga lugar dentro de los próximos 5 años.

El segundo elemento son los ataques terroristas del mes pasado experimentados en Londres. Estos atentados son, al igual que otros que han tenido lugar en distintas partes del mundo, ataques terroristas realizados por suicidas contra la población civil, en este caso británica. Pero miren la novedad de enorme importancia: esos ataques terroristas realizados por suicidas contra la población civil británica fueron realizados por ciudadanos británicos. El cálculo que conviene hacer es el siguiente: la Unión Europea ampliada, con 25 países, los 15 originarios y los 10 que se han incorporado, tiene unos 480 millones de habitantes. De esos 480 millones de habitantes, hay una población islámica de unos 20 millones de personas. En Gran Bretaña, la comunidad islámica es de poco más de 2 millones de personas. Sólo en Londres hay casi un millón, sobre todo en el norte de la ciudad, y es una comunidad muy antigua. En su mayoría no es árabe, son pakistaníes e indios musulmanes. Hay que tener en cuenta que a India es hoy después de Indonesia, el segundo país islámico del mundo. Lo que ha surgido entonces es una corriente formada por ciudadanos británicos de segunda o tercera generación en el país, educados en Gran Bretaña, que se han integrado a una corriente que tiene un carácter y una visión revolucionaria y que ha decidido recurrir a la acción terrorista. Dadas las características de esta población en número, en importancia, en arraigo, más la que existe en el conjunto de la Unión Europea, lo que parecería haber ocurrido, la novedad que incorpora los acontecimientos de Londres, es que esta guerra que se despliega en el mundo, de carácter global, entre los Estados Unidos de un lado, Al-Qaeda del otro, tiende a adquirir en ciertos países europeos, no sólo en Gran Bretaña sino también en Holanda y en Francia, características de un conflicto de carácter interno. Esto ha llevado a una revisión drástica de la totalidad de la legislación de seguridad y de inteligencia británicas. En realidad, el gobierno británico ha modificado su caracterización del conflicto. Hasta estos ataques terroristas suicidas sufridos en Londres, para el gobierno británico, como para el conjunto de los países de Europa continental, la acción terrorista tenía un significado esencialmente de un problema de condiciones de seguridad. Por lo tanto, lo que funcionaban eran mecanismos policiales y de seguridad Esto se ha modificado absolutamente.

El tercer elemento es la situación en Irak. Todo indica un recrudecimiento de la acción insurgente formada por unos 5 mil cuadros provenientes de la antigua Guardia Republicana, oficiales y suboficiales que ejercen de manera sistemática una acción de guerrilla contra las fuerzas norteamericanas y contra los organismos de seguridad y unidades militares creadas por el nuevo gobierno iraquí, más los entre 800 y 1000 cuadros de Al-Qaeda provenientes de todo el mundo islámico, con un fuerte componente de cuadros británicos y franceses. Los acontecimientos parecen mostrar que la insurgencia ha hecho pie, en el sentido de crear raíces con la población sunnita iraquí. El 60% de la población iraquí es chiíta, el 20% son kurdos y el otro 20% son sunnitas. Este 20% ocupa la zona estratégicamente decisiva del país, que es la que va desde Bagdad hacia el norte hasta encontrar la ciudad de Tikrit, que es la ciudad natal de Saddam Hussein. Allí es donde se despliega esta población minoritaria en Irak, pero extremadamente homogénea desde el punto de vista cultural, político y geográfico que es la población sunnita. Todo parece indicar que la insurgencia en Irak, resultado de esta combinación de fuerzas, elementos de la vieja Guardia Republicana más cuadros de Al-Qaeda de todo el mundo islámico, incluyendo dentro de la comunidad islámica también las comunidades islámicas europeas, va en ascenso.

En este cuadro, lo que conviene advertir, además, es que en este año 2005 el mundo se encuentra ya en el tercer año consecutivo de la tasa de crecimiento económico más alta de los últimos 30 años. Además de estar ocurriendo esto, con los datos del año 2005, primer semestre del año, corroborando lo que ya sucedió, lo que mostraba el año pasado 2004, parece que este crecimiento, que todo indica que está en una fase inicial, y por lo tanto estaría nada más que en el comienzo, corresponde a un doble impulso, encabezado por dos países, que son los Estados Unidos y China.

Estados Unidos, la cabeza del sistema, experimenta en los últimos 4 años, en un sentido estricto, no metafórico, una auténtica revolución de la productividad. El nivel de incremento de la productividad de la economía norteamericana en los últimos 4 años está en un promedio superior al 4%. Es el mayor nivel de incremento de la productividad de la economía estadounidense en 56 años. Todo indica, además, que este incremento excepcional de la productividad norteamericana no tiene un carácter circunstancial, esto es ligado al ciclo, sino un significado estructural. Por lo tanto, no es provisorio ni circunstancial, sino esencial e irreversible. Esto se demuestra por el hecho de que la productividad en los Estados Unidos ha aumentado y aumenta a pesar de que en el año 2001 el país experimentó una recesión leve y breve, que coincidió con los ataques terroristas del 11 de septiembre y luego pasó por 3 años de bajo crecimiento económico. Hasta entonces, en la historia de los ciclos económicos norteamericanos desde la segunda guerra mundial en adelante, lo que surgía era que, cuando el ciclo entraba en una fase expansiva, aumentaban las inversiones y que al aumentar las inversiones crecía la productividad. Cuando, por el contrario, el ciclo entraba en una fase recesiva o de contracción, caían las inversiones y al caer las inversiones disminuía la productividad. Esta vez ha sucedido una novedad histórica: la economía norteamericana entró en recesión y la productividad creció. La recesión fue continuada por tres años de bajo crecimiento económico y la productividad continuó creciendo.

Pareciera, en definitiva, que esto no es simplemente una fase de expansión de la economía norteamericana, de la mayor economía del mundo, el 30% del producto bruto mundial, sino que es una nueva forma de crecimiento económico, cada vez más acelerada, basada en un ciclo del producto cada vez más breve. En la etapa industrial de la economía mundial, que concluyó en lo esencial en la década del 70, el ciclo del producto era el ciclo industrial, aproximadamente 5 años. Hoy el ciclo del producto está fijado por lo que sucede en materia de innovación tecnológica del procesamiento de la información. De modo que el ciclo hoy se ha reducido de aproximadamente 5 años a alrededor de 18 meses, porque cada 18 meses en el ciclo de la innovación tecnológica del procesamiento de la información duplica su capacidad de procesamiento y su precio cae a la mitad. Esto significa que el proceso de acumulación adquiere un carácter espasmódico, cada vez más acelerado.

Luego está el segundo impulso de este crecimiento de excepción de la economía mundial que es China. El dato mayor con respecto a China no es su alto crecimiento económico. Esto ocurre en los últimos 25 años, en los últimos 25 años. Desde 1978 en adelante, la tasa de crecimiento anual promedio china es 9.4%. El año pasado fue 9.5%. Esto quiere decir que, en 25 años China ha multiplicado por cinco su producto bruto interno y duplica cada 9 años el ingreso real per cápita de su población de 1.300 millones de habitantes. Pero ésa no es la novedad. La novedad es que en los últimos 15 años y, en especial desde mediados de la década del 90, en China ha surgido una gigantesca plataforma transnacional de producción, formada por las empresas transnacionales, que en este gigantesco entramado de producción transnacional de tipo industrial realizan allí una parte sustancial de su actividad. A la cabeza de este gigantesco entramado de producción industrial transnacional está la industria electrónica de alta tecnología. Hoy China se ha convertido en el principal exportador mundial de bienes de equipo y bienes de capital de alta tecnología. Lo que ha ocurrido en los últimos 10 años es que ha habido un traslado masivo de la producción industrial de Taiwan, de Corea del Sur, de Japón, a China continental y, a partir del ingreso de China en la Organización Mundial del Comercio, ese traslado de la producción industrial, ante todo de la alta tecnología, abarca cada vez más a las propias empresas norteamericanas y europeas.

En definitiva, estamos ante un ritmo de crecimiento de la economía mundial alto, sostenido, basado en una nueva forma de acumulación y de producción cada vez más rápida, cada vez más acelerada. Si a este fenómeno del salto tecnológico en el país que está a la cabeza del sistema, le sumamos la incorporación en los últimos 15 años al mercado mundial de una fuerza de trabajo de unos 700 millones de personas, lo que significa que en los últimos 15 años la oferta laboral mundial se ha duplicado, puede decirse que estamos, por un lado, frente a un cambio en la matriz de la productividad, que hace que los acontecimientos ante todo económicos de raíz tecnológica se aceleren cada vez más, y por otro lado ante una gigantesca ampliación del mercado mundial. Estos dos elementos son los que en la historia del capitalismo han dado origen a las ondas largas de crecimiento y acumulación que duran entre 40 y 50 años.

La última onda larga fue la que tuvo lugar cuando salió Estados Unidos de la depresión de la década del 30 y con la segunda guerra mundial, cuando la economía norteamericana creció el 10% anual, y luego, terminada la segunda guerra mundial, y cuando Estados Unidos impulsó la reconstrucción de Europa y de Japón. Fue el “Plan Marshall” y fue el “Plan Marshall” específico para Japón que en términos prácticos fue la guerra de Corea. El resultado fue que, después de que Estados Unidos creciera el 10% anual desde el 40 al 46 y siguiera con un ritmo de crecimiento que en esos años era del 6, 7% anual, en Europa comenzaron 30 años de crecimiento consecutivo que fueron los llamados “30 años gloriosos”. Hoy Alemania tiene 4 millones y medio de desocupados, casi 5. En la década del 60, en Alemania no solo no había desocupación, sino que había 9 millones de inmigrantes extranjeros trabajando: croatas, turcos, españoles, portugueses. Era el “milagro alemán”, el “milagro europeo”. Al mismo tiempo, en Japón hubo 20 años continuados de expansión económica, del 54 hasta el 74 en que el producto bruto interno crece al 8% anual.

Ahora, lo que pareciera estar emergiendo después de 20 años de reestructuración en la economía mundial, es una nueva onda larga. El anterior ciclo largo concluye en el 73-79, con los dos shocks petroleros. Luego vienen 20 años de reestructuración de la economía mundial, que concluyen en Estados Unidos en la década del 90. Son los años del gobierno del presidente Clinton: la economía norteamericana comienza a crecer a una tasa anual superior al 4%, como está creciendo ahora.

La historia del capitalismo, en la etapa inicial de los ciclos largos u ondas largas, está acompañada de una etapa intensamente conflictiva: guerras, revoluciones, golpes de estado, modificaciones de los regímenes políticos con carácter drástico, muy probablemente vinculado a que en una fase de auge del crecimiento económico hay generalmente un retraso de los sistemas políticos respecto al cambio económico y social.

El año pasado, 2004, fue el año de mayor crecimiento de la economía en 30 años. Para América Latina, el año pasado fue el año de más alto nivel de crecimiento económico en 26 años. Toda América Latina creció sin excepción. El único país que no creció es una excepción que confirma la regla: Haití. El país que más creció el año pasado fue Venezuela. Creció el 18% del producto bruto. El segundo país que más creció fue Uruguay. Creció el 12% del producto bruto. El tercero fue la Argentina. Creció 9% el producto bruto, Toda América Latina está en una etapa de expansión económica.

Y, al mismo tiempo, en América del Sur los presidentes comienzan a caer uno tras otro. El último fue en Bolivia, el segundo en dos años. Se da, además, en América del Sur un fenómeno político de especial importancia. Es el hecho de que los Estados Unidos, como potencia hegemónica mundial, se ha replegado de la región. Hoy, en un sentido estricto, Estados Unidos no ejerce la función de hegemonía en América del Sur. Es el resultado de la reformulación que ha realizado de sus objetivos estratégicos y de sus prioridades estratégicas a partir del 11 de setiembre del 2001. Sus prioridades no están en América del Sur. Están en Medio Oriente, están fundamentalmente en Irak. Allí en Irak está el punto central de la guerra mundial que mantiene con Al-Qaeda. Este conflicto transnacional bipolar, al igual que la guerra fría, asimétrica, se despliega en el mundo entero con diferente nivel de intensidad. La mayor intensidad es Medio Oriente, sobre todo en Irak. Luego Europa: Gran Bretaña, España, Holanda, Francia, etc. La región donde ese conflicto del orden global despliega menor intensidad es América del Sur. El resultado es que Estados Unidos está en otra parte. Se ha replegado y no cumple su función hegemónica en la región.

Esto está acompañado por un segundo fenómeno, que para América del Sur tiene igual o mayor importancia que la redefinición de las prioridades estratégicas que ha realizado Estados Unidos con respecto a la región, y es que el país sustitutivo de la hegemonía norteamericana, que cumplía un papel de moderación y de procesamiento de los conflictos, que en los últimos dos años era Brasil, hoy tampoco está. La crisis política brasileña, que afecta al gobierno del presidente Lula y el Partido de los Trabajadores, tiene varios significados e implicancias para la región. Significa fundamentalmente la parálisis de Brasil de la función hegemónica que empezaba a cumplir ante la retirada estadounidense. El Brasil que mediaba entre Colombia y Venezuela no está. El Brasil que crea la Confederación Sudamericana tampoco está. El Brasil que interviene en la crisis boliviana, antes de la caída del último presidente, no está tampoco. En definitiva, en la región se produce una situación que puede caracterizarse como de vacío de poder hegemónico. Esto en el momento en que los acontecimientos mundiales se aceleran y en el que, por lo tanto, el retraso de los sistemas políticos frente a los acontecimientos mundiales es cada vez mayor.

Entonces aparece en América del Sur una fuerza política revolucionaria, que es la que representa el presidente Hugo Chávez. Subestimar a Hugo Chávez y al Movimiento Bolivariano es un grave error. Chávez es la cultura caribeña pero de un país y de un movimiento con una extraordinaria energía política. Además, Chávez tiene una definición revolucionaria anti-norteamericana, anti globalización, nacionalista e incluye dentro de sus proyecto revolucionario a las Fuerzas Armadas.

La guerra fría, 40 años de Guerra Fría, desdibujaron o crearon un vidrio que refractó el significado político de la acción autónoma de las fuerzas armadas en América del Sur. Lo que se suele olvidar es que en América del Sur los ejércitos comenzaron a actuar como protagonistas autónomos del proceso político más la izquierda y que por la derecha, en la etapa previa a la guerra fría. Fue el movimiento del “tenientismo” en Brasil, liderado por Luis Carlos Prestes. Fue el movimiento de la “juventud juniana” que llevó a la nacionalización del petróleo en Ecuador. Va a ser el “ruido de sables” de los jóvenes oficiales encabezados por el coronel Carlos Ibáñez del Campo que van a terminar con la república oligárquica chilena y que incluso, cuando llega la crisis mundial a Chile en los años 30, 31 y 32, al mando de uno de esos jóvenes oficiales va a proclamar una República Socialista, al mando del jefe de la fuerza aérea, comodoro Marmaduke Grove, fundador del Partido Socialista que va a llevar a la presidencia años después a Salvador Allende.

Concluyo: hay múltiples indicios que permiten sospechar que un ciclo político ha concluido en el mundo. El futuro no se puede analizar. Lo único que se puede hacer es adivinarlo o, en todo caso, intentar copiar el método de los meteorologistas y procurar entender para qué lado soplan los vientos. En México, dicen, hay que ser capaz de escuchar cuando crece la hierba.
Jorge Castro y Pascual Albanese , 03/10/2005

 

 

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