Texto completo de las exposiciones realizadas por Jorge Raventos, Jorge Castro y Pascual Albanese en la reunión del centro de reflexión para la acción política Segundo Centenario realizada el pasado martes 7 de junio en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), calle Paraguay 1239, primer piso |
JORGE CASTRO
Estos últimos dos años, la economía mundial ha tenido el mayor nivel de expansión de los últimos 30 años: 2003 año récord, 2004 supera el récord anterior. El año pasado, el 2004, la economía mundial creció el 5%, el mayor nivel de expansión en 30 años. Este nivel récord de crecimiento económico tuvo una segunda característica: todas las regiones del mundo sin excepción crecieron al mismo tiempo, incluso el Africa negra. Los 47 países integrantes del Africa Sub Sahariana el año pasado tuvieron una tasa de crecimiento de casi 3 puntos, 2,8 puntos. Europa oriental creció 7%, Asia Pacífico creció 8%, América Latina en su conjunto tuvo el año pasado el mayor nivel de crecimiento en 26 años. La región en su conjunto creció 5,5%. Incluso se ha dado una rareza histórica en América Latina. Todos los países sin excepción crecieron salvo Haití, una excepción que en vez de ser excepción confirma y profundiza la regla.
Este crecimiento de excepción de estos dos años que coinciden con el gobierno de Kirchner respondió a un doble impulso: Estados Unidos, por un lado, la República Popular China – Asia Pacífico por el otro. Estados Unidos, como ustedes saben, es la mayor economía del mundo. Tiene un producto bruto interno de 11,4 trillones de dólares en la terminología estadounidense, 11,4 billones de dólares en la terminología de organismos financieros internacionales de América Latina. Representa el 30% de la economía mundial. Pero un rasgo específico del crecimiento de la economía norteamericana es que la demanda interna crece siempre por arriba del crecimiento del producto bruto. Entonces, el año pasado Estados Unidos, la mayor economía del mundo, creció 4,4% pero la demanda interna creció el 7%. Con un crecimiento de 4,4%, Estados Unidos vuelve a los niveles de expansión que tuvo en la segunda mitad de la década del 90, cuando durante los dos mandatos del presidente Bill Clinton tuvo la mayor tasa de expansión en el tiempo de toda su historia, desde que se llevan registros de la economía estadounidense, esto es desde 1854 en adelante.
Segundo impulso: China – Asia Pacífico. La región en su conjunto creció 8% pero China creció 9,5% o, lo que es igual, creció dentro de las pautas con las que ha crecido en los últimos 25 años. Porque en los últimos 25 años, de 1978 en adelante, China crece a una tasa anual promedio acumulativa del 9,4% que es 10% en los últimos 10 años. Pero China tiene una característica en relación al actual momento de la globalización de la economía mundial, que va por encima del nivel de expansión de su producto bruto interno. Es lo que ocurre con el comercio internacional chino y lo que sucede con la inversión extranjera directa. El año pasado, 2004, el comercio internacional chino, la suma de las exportaciones e importaciones, pasó la barrera del billón de dólares. Esto significa lo siguiente: medido a los valores corrientes, precio de mercado, dólar de hoy, la economía china es la sexta economía del mundo, pero si toma la atención no en el producto bruto interno sino en el comercio internacional, esto es la suma de las exportaciones e importaciones, la economía china es la tercera del mundo, sin contar a Hong Kong y aceptando todavía que Taiwán no es parte de la economía china. China es la sexta economía del mundo, medida en términos de producto bruto interno, es la tercera en relación al comercio internacional, pero siempre utilizando valores de mercado. Si se utiliza para evaluar los mismos índices, la capacidad de compra doméstica, en ese caso China no es la sexta economía del mundo, ni la tercera, es la segunda economía del mundo después de los Estados Unidos.
Hay un segundo elemento a tener en cuenta, que es la vinculación entre China y la economía mundial. El elemento de vinculación es la inversión extranjera directa. El año pasado China recibió 60 mil millones de dólares de inversión extranjera directa. Tiene un stock de capital de inversión extranjera directa de unos 570 mil millones de dólares de inversión de las empresas transnacionales en China continental. ¿Cuál es el impacto de esto en la economía mundial?. Es fundamentalmente el siguiente: si durante las dos últimas décadas para China el mundo, esto es el sistema capitalista en su fase de globalización, cuyo eje son los Estados Unidos, fue ante todo la posibilidad de recibir inversión extranjera directa y, mediante ella, la transferencia de tecnología de avanzada y, a su vez, es el principal mercado para sus exportaciones, lo que ha sucedido en los últimos 5 años es que China está cumpliendo en los últimos tres años un papel distinto: ya no es simplemente el principal receptor de inversión extranjera directa del mundo emergente, sino que en realidad ahora lo más importante no es lo que el mundo significa para China, sino lo que China significa para el mundo. Porque la inversión extranjera directa y el crecimiento económico, el vuelco al capitalismo, la apertura a la globalización de los últimos 25 años lo que ha creado ahí es una plataforma transnacional de producción que es ya a esta altura la segunda del mundo después de la norteamericana.
Esa plataforma transnacional de producción, que ha llegado a su culminación, a su madurez, en los últimos dos años, es obra de las empresas transnacionales. Ya China el año pasado fue el principal exportador mundial de productos electrónicos de alta tecnología. Es el resultado del hecho de que la industria de alta tecnología de Taiwán se ha trasladado a China continental, lo mismo ha hecho la japonesa y crecientemente a partir del ingreso en la OMC hace la inversión norteamericana y europea, sobre todo alemana. Esto significa lo siguiente: del total de las exportaciones chinas, el 60% el año pasado fue obra de las empresas transnacionales radicadas en China continental. Pero la novedad, la peculiaridad que tienen las exportaciones chinas es que, a medida que se avanza en la escala del valor agregado y de la complejidad tecnológica, la participación de las transnacionales es cada vez mayor. Se pasa de ese 60% promedio al 70, al 80, al 90%. De las 100 principales empresas exportadoras chinas, las 4 primeras son taiwanesas. De las 20 primeras, hay 6 que son japonesas y de esas 20 ya hay 4 norteamericanas.
La región, América Latina señalaba al comienzo, pasa del crecimiento del 2003, récord, al 2004, que dejó atrás el récord anterior. El país de toda América Latina que ha tenido la tasa más alta de crecimiento es la República Bolivariana de Venezuela. El año pasado creció el 18%. Es el precio del petróleo: el barril de crudo ha llegado a 57 dólares. Brasil el año pasado pasó el crecimiento del 5%, Chile ha crecido 6,5% y lo que aparece es que la región en su conjunto parece estar recuperando en los países emergentes los niveles de atracción de inversión extranjera directa de las empresas transnacionales que tuvieron antes de la crisis 99-2001. Brasil el año pasado atrajo 18 mil millones de dólares de inversión extranjera directa. Chile el año pasado, cifras actualizadas, atrajo 7.600 millones de dólares de inversión extranjera directa. Chile el año pasado exportó 32 mil millones de dólares, o lo que es igual, un país como el vecino, que tiene la mitad de la población argentina exporta igual que la Argentina. La Argentina exportó 34 mil millones de dólares, pero en lo que se refiere a la materia de atracción de inversión extranjera directa, la variable estratégica crucial para los países emergentes en esta fase de la acumulación capitalista mundial, lo que ha ocurrido en los últimos dos años es que la Argentina atrajo la décima parte de la inversión extranjera directa que tuvo Brasil y ha tenido un nivel de atracción de inversión extranjera directa comparado con el de Chile que en la Argentina es el 30% del chileno.
Ahora la región no sólo ha tenido y tiene una alta tasa de crecimiento económico toda ella, toda ella salvo Haití. Además ha tenido en América del Sur una acentuación y una aceleración del fenómeno político que la recorre como un hilo rojo, que es la crisis de gobernabilidad, transformada en crisis de Estado en el caso de Bolivia. La cuestión para formularla muy brevemente puede plantearse de la siguiente manera: con la renuncia del presidente Carlos Mesa desde 1989 en adelante son 13 los presidentes constitucionales que en América del Sur han tenido que renunciar en forma anticipada a su mandato constitucional ante la imposibilidad de ejercer el poder frente a una situación de crisis de gobernabilidad, o -lo que es igual- el número de presidentes constitucionales que en América del Sur no terminan su mandato frente a una crisis política de gobernabilidad es tan grande que en realidad la regla parece haberse invertido. La regla, de una forma levemente exagerada pero con buen sentido, podría formularse así: en América del Sur, los presidentes constitucionales salvo excepciones no terminan su mandato.
El último es Carlos Mesa, de Bolivia, pero no es el único caso. Ecuador: un mes y medio atrás, el presidente constitucional Lucio Gutiérrez fue derribado por una insurrección de una parte de la sociedad civil, esencialmente los sectores medios de la capital del país. En el caso de Perú, la situación es altamente paradójica y muy reveladora. Perú el año pasado creció más del 6%, en materia de atracción de inversión extranjera directa minera atrajo casi tanta inversión como Chile y mientras tanto su presidente termina agónicamente la parte final de su mandato, con un nivel de respaldo de la opinión pública que cuando llegó al gobierno era del 75% y hoy es del 6%, Alejandro Toledo.
La crisis de gobernabilidad es la regla de toda América del Sur, que a los efectos políticos, geopolíticos, es América Latina, con las excepciones que están a la vista. Las excepciones son Chile, Brasil, Uruguay y Colombia. Colombia es un país anárquico estable, donde se desarrolla una guerra interna, donde hay control de buena parte de su territorio por el narcotráfico y el crimen organizado, donde tiene las dos fuerzas guerrilleras más importantes de América Latina, pero estable. Las instituciones funcionan, las elecciones se realizan, tiene el sistema institucional de defensa de los derechos humanos más amplio, más complejo de toda América Latina. Claro, también tiene como contrapartida el hecho de que la principal causa de muerte entre los jóvenes colombianos es el homicidio, un homicidio que solo es provocado accesoriamente por la lucha política interna, ya que la mayoría obedece al crimen común, sobre todo el crimen común organizado.
Dos de los tres países más importantes de América del Sur, Chile y Brasil, emergen de esta situación de crisis política generalizada. Chile tiene el doble componente de estabilidad política, lo que lo transforma en un actor previsible del sistema internacional, por un lado, y -por el otro lado- alta tasa de crecimiento económico. Lo que hay ahí es un acuerdo político nacional, fundamentalmente entre las Fuerzas Armadas y los partidos políticos, demócrata cristianos, socialistas, que le han dado tres presidencias sucesivas de la fuerza de la Concertación Democrática sobre la base del sistema institucional establecido por los 17 años del régimen militar. El presidente actual, socialista, Ricardo Lagos, gobierna con y ha jurado la Constitución sancionada por el general Augusto Pinochet.
Luego Brasil, que en lo que se refiere a la estabilidad política si se comienza a contar como corresponde hacer o es práctico hacer desde el 89 en adelante, ofrece el momento de inestabilidad profunda, que fue el hecho de que su presidente constitucional, Fernando Collor de Melo, renunció mientras estaba tramitando el segundo año de su mandato por una suma de dos acontecimientos: la acusación de corrupción, que básicamente obedecía al hecho de que el jefe de su campaña electoral recibió en esa campaña de parte de las elites empresarias y estatales brasileñas una suma del orden de los 100 millones de dólares en efectivo. Cayó Fernando Collor de Melo y luego el período de intensa inestabilidad de Itamar Franco hasta que, Plan Real mediante, se controla la mega inflación brasileña. Luego Fernando Henrique Cardozo (dos mandatos constitucionales), ocho años de Cardozo y luego es sucedido por Lula Da Silva y el Partido de los Trabajadores.
La característica principal de Lula y el Partido de los Trabajadores es que en la campaña electoral Lula y la mayoría del PT aceptaron y acordaron con el gobierno de Cardozo el mutuo respaldo y el acuerdo de Brasil con el Fondo Monetario Internacional. La decisión estratégica fundamental de Lula y del PT fue que en Brasil no tenía que haber “default” de la deuda pública. Para eso, para evitar el “default” de la deuda pública, había que hacer todos los sacrificios necesarios y en primer lugar someter al país a una profunda recesión, elevando las tasas de interés.
La razón por la que el gobierno de Lula estableció de esa manera una continuidad profunda con el de Cardozo, al establecer como prioridad estratégica “no al default”, es por una razón muy simple. Porque en Brasil el crédito público es el núcleo mismo del sustento político del Estado, porque la deuda pública brasileña, al estilo italiano, es financiada fundamentalmente internamente, esto es por los bancos brasileños y por los fondos de pensión mutuales de la gigantesca clase media brasileña. El que toca el crédito en Brasil toca el sustento mismo del poder político y, por lo tanto, lo pierde.
El resultado de esta continuidad de fondo de Lula y Cardozo es que Brasil superó la crisis y el año pasado tuvo tasas de crecimiento que son las más altas de los últimos diez años. Atrajo 18 mil millones de dólares de inversión extranjera directa con tasas riesgo país menores a los 400 puntos básicos. El resultado es que en Brasil, el último trimestre del año pasado, las exportaciones pasaron la barrera de los 100 mil millones de dólares. Antes de terminar este año, las exportaciones brasileñas van a estar en 110 mil, 115 mil millones de dólares. Son exportaciones de la totalidad de la estructura productiva brasilera, encabezada por el sector agroindustrial pero que abarcan también el conjunto del sistema industrial.
Y luego está Chile. Chile tiene 17 millones de habitantes y se exporta igual que en la Argentina, atrae 5 veces más inversión extranjera directa que la Argentina y tiene acuerdos de libre comercio con 12 países. Ha concluido la negociación con Corea del Sur. Está negociando el acuerdo de libre comercio con Japón, la segunda economía del mundo y es el primer país de América Latina que comenzó en enero a negociar un acuerdo de libre comercio con la República Popular China. Tiene un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Tiene un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. Todo esto en condiciones de estabilidad política, resultado de un pacto nacional. En este contexto, el poder, ustedes saben, tiende siempre a manifestarse de manera unificada. Lo que sucede en el plano económico también tiene algún tipo de manifestación en el plano político y también en el campo estratégico, incluso estratégico militar, sobre el principio establecido entre otros por De Gaulle de que en las cosas del hombre, y sobre todo en el plano de los estados, hay una armonía que guía el desarrollo de las cosas.
Conclusión: Organización de Estados Americanos, nuevo Secretario General, José María Insulza, Chile. Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: Brasil aspira a ser miembro permanente del Consejo de Seguridad y para eso tiene el respaldo de Francia, de Alemania, de Japón, de Rusia, de China y el primero, el escudero de Brasil en esta ambición de protagonismo internacional, de consolidar la conversión de Brasil de actor regional en actor global, es Chile.
Por último, y no en orden de importancia sino simplemente en términos expositivos, está Uruguay, esto es el gobierno del líder del Partido Socialista, cabeza del Frente Amplio, Tabaré Vázquez, y de su Ministro de Hacienda, Daniel Astori. Abreviando: el gobierno del Frente Amplio acaba de respaldar la firma de un tratado bilateral de garantía de inversiones con los Estados Unidos impulsado por el ex presidente Jorge Batlle. Ustedes tienen presente el problema de la Argentina en el CIADI. Es esto lo que acaba de firmar el gobierno del presidente Tabaré Vázquez y su ministro de Hacienda: un tratado bilateral de garantía de inversiones con los Estados Unidos, cuyo presidente como es notorio es el señor George W. Bush.
Argentina, dos observaciones de tipo telegráficas sobre la premisa de que todos sabemos de qué estamos hablando. Desde el punto de vista económico, la Argentina siempre es un país.innovador. En dos años y medio, el producto bruto interno de la Argentina desde el primer semestre del año 2001 ha crecido aceleradamente. El año pasado creció 9%, en el segundo semestre del año pasado la economía argentina creció 11%. Creció más que China. Sin embargo, la capacidad instalada de la industria argentina en estos dos años y medio ha crecido 0, o (lo que es igual) la capacidad de crecimiento potencial del país en mediano y largo plazo hoy es la misma que hace dos años y medio. Segundo elemento, la capacidad instalada ociosa de la economía argentina hoy es menos del 25%. Estamos en el nivel del 74% promedio de capacidad instalada utilizada. Con este agregado: los sectores de la economía argentina que más han crecido en estos dos años de crecimiento extraordinario son los que tienen hoy un nivel de capacidad instalada utilizada que es del orden del 85 ó 90 %. Todo el sector de sustitución de importaciones, todo el sector de refinería de petróleo, tienen un nivel de capacidad instalada utilizada de más del 90 %. En el último mes, la industria argentina ha crecido 8,7, crecimiento notable encabezado por el sector industrial, que en estos dos años ha tenido el menor nivel de capacidad instalada utilizada, que es la industria automotriz, la que ha tenido durante dos años y medio un nivel de capacidad utilizada del 20%, ahora es del 43%. En un mes, hasta las huelgas que comenzaron el viernes y continúan hoy, el sector automotriz aumentó 23 puntos su capacidad utilizada. Ahora, las dos variables fundamentales del proceso de globalización de la etapa actual son el comercio internacional y la atracción de inversión extranjera directa, una y otra vinculadas de manera directa, porque el comercio internacional hoy es el resultado de las inversiones realizadas por las empresas transnacionales: dos tercios del comercio internacional es comercio interior del sistema de las empresas transnacionales, entre ellas o las que ellas establecen con sus asociadas afiliadas en el mundo entero.
En este sentido, en estas dos variables hay un inconveniente: sus exportaciones el año pasado llegaron a 34 mil millones de dólares, pero el crecimiento en volumen fue del 6%. Tres cuartas partes del crecimiento de las exportaciones se debió al precio, esto es al nivel de expansión de la economía mundial sobre todo en materia de comodities agrícolas. Luego está el problema de la atracción de inversión extranjera directa, en relación a Brasil 1 a 10, en relación a Chile 1 a 5. En la década del 90, la aborrecida década del 90, en relación a Brasil la proporción era 2 a 1: dos millones de dólares de inversión extranjera para Brasil, 1 millón para la Argentina, pero Brasil tiene 174 millones de habitantes, la Argentina 38, la economía brasileña es ahora tres veces más. En términos proporcionales a la población y al producto, la Argentina en la etapa previa a la crisis atraía más inversión extranjera directa que Brasil, hoy la situación se ha transformado en una relación 1 a 10. Y no basta el siguiente problema, es que la Argentina con un 20% de crecimiento del producto bruto interno en dos años y medio, en términos internacionales este crecimiento económico no se traduce en mayor poder.
Podemos caracterizar la situación de la Argentina en la región, primero en la región y luego en el mundo, con dos términos que es conveniente quitarle todo aspecto peyorativo y darle un sentido lo más estrictamente descriptivo posible: uno es el aislamiento y el otro es la irrelevancia; aislamiento ante todo frente a Chile y Brasil. Chile, la crisis del gas: la Argentina quebró deliberadamente un acuerdo de integración entre los dos países vigente desde la década del 90 que señalaba que en caso de crisis en la provisión de gas el impacto era absorbida en forma proporcional por los dos países, sobre la premisa de que, en el proceso de integración de carácter transnacional que estaba en marcha, frente a la crisis no había ni mercado chileno ni mercado argentino, sino un mercado común que tenía que aportarse en conjunto.
Y luego está Brasil: el canciller argentino dice que la posición de Brasil es “elitista y antidemocrática”. Descubrimos también, dos o tres días con posterioridad, que el presidente argentino hace observaciones peyorativas que quizás en la cultura latinoamericana podrían considerarse ofensivas sobre el hecho de que el presidente brasileño comenzó por la izquierda y hoy está por la derecha. Lula, el presidente brasileño, ha formulado cual es la política de Brasil hacia la Argentina en estos dos años. Ha utilizado expresiones algo chabacanas, propias del lunfardo brasileño, pero que en breve síntesis podrían considerarse, utilizando una terminología más propia del análisis internacional, como el hecho de que Brasil despliega frente a la Argentina una política que puede caracterizarse como de una infinita paciencia.
Por último, la crisis boliviana. El centro de la atención internacional está concentrada en Bolivia. La crisis de gobernabilidad que derribó al presidente Sánchez de Lozada en octubre del 2003 se ha transformado en crisis del Estado, es el Estado boliviano el que se está desintegrando. Carlos Mesa renunció cuando lo que el poder de Mesa en todo Bolivia eran las tres hileras de policías que defendían la Plaza Murillo y el retén de oficiales y suboficiales del Ejército boliviano que mantienen la seguridad del Palacio Quemado. El resto de Bolivia estaba fuera del control del presidente boliviano y entonces, para ver la posibilidad de mediar en esta crisis nada menos, la Argentina envió un importante dirigente piquetero, cuya presencia fue rechazada de inmediato por el gobierno boliviano.
En breve síntesis, en las cosas de la política nacional e internacional hay una necesidad interna, la política es mitad necesidad y mitad libre ejercicio de la voluntad, es necesidad y libertad. En lo que se refiere a las corrientes de fondo de la época, la Argentina está mal posicionada, tanto en lo que se refiere al aumento de la inversión extranjera directa como al crecimiento del comercio internacional. El problema en estas condiciones mundiales con respecto al capital extranjero es que el riesgo mayor que enfrenta un país no es que ese capital lo explote, sino de que no lo explote en absoluto. La regla en el mundo de hoy en lo que se refiere a la inversión extranjera de las empresas transnacionales es la establecida por Clemenceau cuando dijo: “Recuerden siempre que de los males del alma el peor es el frío”. Las empresas transnacionales no vienen a la Argentina. Más aún, las empresas transnacionales radicadas en la Argentina empezaron a irse. Esto en un contexto donde el balance que se puede hacer de estos dos años de gobierno del presidente Kirchner es que con una economía que ha crecido más de 20% en dos años y medio, con una tasa de inversión de mero nivel de reposición, la tasa de inversión efectiva que tiene la Argentina, esto es aquello que se invierte sobre el nivel de reposición es nula.
Lo que parece indicar estos dos años y medio es que la Argentina vive y ha vivido una crisis política y no económica. La ola de inversiones de la década del 90 creó una estructura económica extraordinariamente competitiva, tan competitiva es que puede crecer más del 20 % en dos años y medio sin inversión, sin crédito y sin aumento de la productividad. Y luego está lo que Pascual va a señalar ahora….
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Jorge Castro , 30/06/2005 |
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